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miércoles, julio 17, 2024
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    Proverbios 27 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    1. No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el mañana.*

    2. Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios.*

    3. Pesadas son la piedra y la arena, pero la ira del necio pesa más.

    4. Cruel es la ira e impetuoso el furor, pero, ¿quién parará ante la envidia?*

    5. Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto.*

    6. Fieles son las heridas del que ama, importunos los besos del que aborrece.

    7. El hombre saciado desprecia la miel, pero al hambriento hasta lo amargo es dulce.

    8. Como ave que se va de su nido, es el hombre que se va de su lugar.

    9. El perfume y el incienso alegran el corazón, y el hombre encuentra dulzura en el cordial consejo del amigo.

    10. No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre, ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu aflicción. Más vale vecino cercano que hermano lejano.

    11. Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me agravie.

    12. El avisado ve el mal, y lo evita; los simples pasan, y llevan el daño.

    13. Quítale su ropa al que salió fiador del extraño, y tómale prenda al que fía a una extranjera.

    14. El que de madrugada bendice a su vecino en alta voz, se le contará por maldición.

    15. Gotera continua en tiempo de lluvia* y mujer rencillosa, son semejantes;

    16. pretender contenerla es como querer refrenar el viento, o sujetar el aceite en la mano.

    17. Hierro con hierro se afila, y el hombre aguza el carácter de su amigo.

    18. El que cuida la higuera, comerá su fruto;* el que cuida a su señor, será honrado.

    19. Como el agua refleja el rostro, así el corazón (la mente) del hombre refleja al hombre.

    20. El sepulcro y la perdición nunca se hartan, ni la codicia del hombre se satisface jamás.

    21. El crisol prueba la plata y el oro, y al hombre lo prueban las alabanzas.*

    22. Aunque majes al necio como se maja el trigo en un mortero, no le quitarás su necedad.

    23. Considera atentamente el estado de tus ovejas, cuida tus rebaños;

    24. Porque la riqueza no dura para siempre,* ni la corona por todas las generaciones.

    25. Cuando salga la grama aparezca la hierba* y se sieguen las hierbas de los montes,

    26. entonces los corderos te darán para tus vestidos, los cabritos para el precio del campo,

    27. y la abundancia de leche de las cabras para tu sustento, el sustento de tu casa y de tus criadas.