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sábado, agosto 17, 2024
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    Salmos 18 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    Acción de gracias por la victoria Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová, el cual

    1. Salmo de David Te amo, oh Señor, fortaleza mía.

    2. Oh Eterno, roca mía, castillo mío y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en quien me refugio.* Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

    3. Invocaré al Eterno, digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.

    4. Las olas de la muerte me circundaron, torrentes de perversidad me atemorizaron,

    5. ligaduras del sepulcro me rodearon, trampas de muerte me sorprendieron.

    6. En mi angustia invoqué al Eterno, clamé a mi Dios. Y él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó ante él, a sus oídos.

    7. La tierra fue sacudida y tembló, se movieron los cimientos de los montes,* se estremecieron, porque él se indignó.

    8. Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor. Carbones fueron por él encendidos.

    9. Inclinó el cielo, y descendió. Densa oscuridad había bajo sus pies.

    10. Cabalgó sobre un querubín y voló, voló sobre las alas del viento.

    11. Puso tinieblas por su escondedero, por cortina alrededor de sí, oscuridad de aguas, espesas nubes.

    12. Por el resplandor de su presencia, las nubes se deshicieron, en granizo y centellas.*

    13. El Eterno tronó desde el cielo, el Altísimo dio su voz, y hubo granizo y brasas de fuego.

    14. Envió sus saetas y deshizo a sus enemigos. Lanzó relámpagos, y los destruyó.

    15. Entonces apareció el lecho del mar,* y se descubrieron los cimientos del mundo, ante tu reprensión, oh Eterno, por el soplo de tu aliento.

    16. Envió desde lo alto y me tomó, y me sacó de las profundas aguas.

    17. Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo.

    18. Me asaltaron en el día de mi quebranto, pero el Eterno fue mi apoyo.

    19. Me sacó a lugar amplio, me libró, porque me amaba.

    20. El Señor me retribuyó conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos me ha pagado.

    21. Porque guardé los caminos del Eterno, y no me aparté impíamente de mi Dios.

    22. Pues todos sus mandatos estuvieron ante mí,* y no me desvié de sus normas.

    23. Fui íntegro con él, y me guardé del mal.

    24. Por eso, el Eterno me pagó conforme a mi justicia,* conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos.

    25. Con el benigno te muestras benigno, y recto con el íntegro.

    26. Limpio te muestras con el limpio, y severo con el perverso.*

    27. Tú salvas al humilde, y humillas los ojos altivos.

    28. Oh Eterno, tú mantienes mi lámpara encendida,* mi Dios alumbra mis tinieblas.

    29. Contigo desharé ejércitos, y con mi Dios asaltaré murallas.

    30. Perfecto es el camino de Dios. Es acrisolada la Palabra del Señor, es escudo a todos los que esperan en él.*

    31. ¿Quién es Dios sino sólo el Eterno? ¿Quién es la Roca sino sólo nuestro Dios?

    32. Dios es el que me ciñe de fuerza, y perfecciona mi camino,

    33. el que me da pies de ciervas, y me coloca en las alturas.

    34. El adiestra mis manos para la batalla, para tensar con mis brazos el arco de bronce.

    35. Me diste el escudo de tu salvación, tu diestra me sustenta, y tu benignidad me engrandece.

    36. Ensanchas la senda de mis pasos, para que no vacilen mis pies.

    37. Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y no volví hasta acabarlos.

    38. Los herí de modo que no pudieron levantarse, cayeron bajo mis pies.

    39. Pues tú me ceñiste de fuerza para la pelea, y humillaste a mis enemigos debajo de mí.

    40. Pusiste en fuga a mis enemigos, para que yo destruyera a los que me aborrecían.

    41. Clamaron, y no hubo quien los salvase,* aun al Eterno, y no les respondió.

    42. Y los molí como polvo ante el viento, los esparcí como lodo de las calles.

    43. Me libraste del ataque de la gente. Me pusiste por cabeza de naciones.* Pueblos que yo no conocía me sirven.

    44. En cuanto me oyeron, me obedecieron; los extranjeros se sometieron a mí.*

    45. Los extranjeros se debilitaron y salieron temblando de sus encierros.

    46. ¡Viva el Eterno! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Enaltecido sea el Dios de mi salvación!

    47. El Dios que venga mis agravios, y somete pueblos debajo de mí;

    48. me libra de mis enemigos, y me eleva sobre mis adversarios. ¡Tú me salvas de los hombres violentos!

    49. Por tanto, te alabaré entre las naciones, oh Eterno, y cantaré a tu Nombre.

    50. Grandes triunfos das a tu rey, y muestras tu bondad a tu ungido, a David y a sus descendientes para siempre.