¿Cómo trato mi necesidad de ser aprobado por otros?

Pregunta:

¿Como se puede tratar la aceptación (el problema de buscar aprobación y aceptación de las personas)? Sé que el Señor es todo lo que necesitamos para sentirnos aceptados pero ¿como puedo tratar ese tema en mi vida, si siempre he buscado eso, ser aceptado y aprobado delante de los demás?

Respuesta:

A mí me ha servido aceptar la necesidad de aprobación como legítima y verdadera, común a todos los humanos; es natural en los niños pequeños buscar ser aprobados por su papá, por sus maestros. A veces paso mucho tiempo renunciando a esta necesidad, confesando que lo único que necesito es a Dios, pero he aprendido que también nací con un deseo relacional, que sí necesito la aprobación de otros, y que la puedo pedir de manera legítima.

Ahora sé que no soy un enfermo emocional si reconozco que necesito aprobación y validación, y tampoco soy un ser tan espiritual que escuche cada hora la voz de Dios: “lo haces muy bien”. Hay gente a mi alrededor que puede darme esa aprobación y validación en forma sana. Necesito retroalimentación de parte de mi novia, pues necesito saber que estoy esforzándome en ser un buen hombre para ella; necesito retroalimentación por parte de mi jefe, de mis autoridades en la iglesia, para corregir mi rumbo y mejorar. Necesito saber de mi familia, que me estoy esforzando por amarlos. Sería irreal, un auto-engaño si dijera “al fin y al cabo no me importa lo que ellos digan, yo sólo dependo de la aprobación de Dios”.

Nuestra Biblia nos dice que ser aprobado significa ser diligente en recibir corrección y en solucionar conflictos. No confundamos esa diligencia, con nuestras heridas del pasado y la constante necesidad de repararlas. Quizás alguna relación sentimental, nuestra familia, nuestros compañeros de colegio nos lastimaron, y eso distorsionó nuestro concepto de aprobación. En mi caso, las heridas que hizo mi papá en mi vida, me influenciaron para andar por la vida buscando a otros hombres que me dijeran “lo haces bien”. Sin embargo, aprendí que para sanar, como hombre no necesitaba solamente abrazos, sino también corrección e instrucción, a veces dolorosa, y que eso significa para mí ser aprobado.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Romanos 5:3-5 RV

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15 RV

También en una llamada de atención, puedo encontrar afecto y aprobación. Un amigo me decía, “en el trabajo, sólo corrigen a aquellas personas que vale la pena corregir para que continúen en sus puestos, a los que no, se les despide pronto”. También encuentro validación cuando puedo resolver un conflicto con mi novia, cuando en medio del enojo veo que ella me valora lo suficiente como para pasar por el dolor de resolver una disputa. Me encuentro como un obrero aprobado cuando puedo resolver satisfactoriamente conflictos con mis compañeros de ministerio. Todo eso construye estructura interna y auto-imagen, nos ayuda a sanar poco a poco de las heridas del pasado.

La aprobación y la validación vienen cuando con nuestra voluntad, somos intencionales y esforzados en atravesar el dolor. Pasar pruebas, es lo que te hace “aprobado”. En realidad creo que el término correcto no es “adicción a la aprobación”, sino “adicción a los abrazos y halagos constantes”. Adicionalmente nos han enseñado a los hombres latinoamericanos, que sentir una necesidad emocional es para hombres afeminados.

Hay necesidades legítimas en nuestros corazones como hombres. Eso es lo que nos impulsa a buscar el amor de una mujer, un matrimonio, una familia, una congregación. Debemos dejar de temer al dolor que viene con el conflicto, a esa discapacidad que parece que tenemos los hombres de expresarnos cuando estamos emocionalmente necesitados, a dejar de ver nuestro presente con el filtro de nuestras heridas pasadas, y aprender que todas estas fuentes de aprobación, también han sido puestas por Dios a nuestro alrededor para llenarnos.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.