Esta pregunta fue dejada en uno de los servicios de mi blog personal. La responderé analizando los diferentes puntos de la misma.
Primero….
“¿Cómo pueden las personas de la comunidad gay invalidar el testimonio de las personas que están saliendo de la homosexualidad?”
Yo creo que algunos reclaman que una persona no puede dejar de ser gay, como los Conservadores y/o Cristianos solían decir (y algunos todavía lo hacen) que no existe realmente la gente gay. Lo que he descubierto es que a la gente en ambos lados, y de hecho al público en general, no le agradan otras personas cuya identidad y/o sistema de valores sean directamente opuestos al propio. Somos criaturas sociales, asi que cuando alguien sostiene un punto de vista moral diferente al nuestro (correcto o equivocado) regularmente es considerado como un desafío. Cuando se trata de ser “gay” el conflicto cultural ha convertido lo que debería ser desacuerdos de principios, en amenazas personales hacia la identidad, comunidad y libertad (por parte de ambos lados.)
Un libro entero podría ser escrito acerca de la complejidad de todo eso. Sólo recuerde que este artículo no es algo exhaustivo.
Yo creo que tenemos la oportunidad de des-escalar la historia polarizada de este conflicto, simplemente siendo quiénes somos y siguiendo adelante para continuar nuestro trabajo en ayudar a la Iglesia a luchar contra este pecado, de una manera redentora. Honestamente, creo que el conflicto cultural de la “vieja escuela” con respecto a la homosexualidad está muriendo (en ambos bandos). Si bien es cierto que las voces polarizantes están perdiendo su influencia, estas tienden a ser más fuertes y más polarizadas mientras la gente se aleja de ellas en búsqueda de respuestas prácticas, y relaciones y amistades honestas.
“Cada una de nuestras vidas es una experiencia única. Hacer declaraciones falsas y sólo porque están basadas en opiniones personales, no es un argumento válido.”
Entiendo completamente esta frase. Y estoy de acuerdo en que las opiniones de la comunidad gay acerca de nosotros no son nuestra realidad, aun cuando, por cualquiera que sea la razón, ellos parecen querer imponer sus opiniones acerca de nosotros EN nosotros. Estas personas pueden tener incluso buenas razones para fundamentar sus conclusiones erróneas.
La verdad es que, muchas personas que son Cristianos en una jornada post-gay van y vienen de la comunidad gay y de la conducta homosexual, por una amplia variedad de motivos. Cometemos errores, cambiamos de mentalidad, y volvemos a cambiarla de nuevo… tenemos que caminar fuera de ello y nadie realmente conoce el camino del alma y del corazón además de Dios. Y Él conoce todo acerca de nosotros, y nos salvó (o desea salvarnos) de todos modos. Amo eso de Él.
También hay un gran desconocimiento acerca de la GRAN diferencia que hay entre tentación y pecado. Jesús fue tentado, pero nunca pecó. Hago esta aclaración porque las personas no entienden que no somos definidos por nuestros sentimientos o tentaciones. Somos definidos sólo por Cristo, y Su Gracia cubre todo y más que cualquier persona pudiera imaginar o pensar.
A menudo “si tienes luchas” automáticamente se te considera un “fracaso”, cuando en realidad el sólo hecho que tu tengas luchas sin volverte al pecado es la obvia señal (para los Cristianos) de Dios manifestando Su fuerza en nuestra debilidad. Aún cuando pecamos… y nos volvemos a Él, eso es evidencia de Su amor en nuestras vidas.
Si fuera por nuestras propias fuerzas, nos volveríamos total, irrevocable y completamente al pecado sin que nos importara. Cuando estuve en el mundo, la diferencia entre tentación y pecado me sonaba tonta; ahora esa Verdad me ha ayudado para hacerme libre. Y entre más resisto la conducta pecaminosa a través del fuego de la tentación, más oportunidades tengo de descubrir las necesidades legitimas y tratar de identificar las maneras saludables y bíblicas de llenarlas. Cuando las necesidades legítimas son satisfechas apropiadamente, algunos de los deseos que sustentan mis tentaciones son saciados y aquellas tentaciones particulares tienen menos poder. Puede que no se vayan y que haya ocasiones en las que tengan más influencia sobre mí… pero no son mi “señor” y no son lo que define mi vida.
Entre más distancia camino afuera de la homosexualidad, más fuertes se vuelven mis piernas y mi corazón. Puede que necesite apoyarme en otros viajeros de vez en cuando, pero la carrera no se ha perdido mientras Jesús sea mi compañero y mi meta.
Pero es cierto, alguien que mira sus experiencias o las de otros y luego nos dice “¡No funcionó para mí, así que eres un mentiroso! ¡Tu testimonio es no es válido!” está errado en todo sentido. Eso no significa que yo no puedo escuchar cuando alguien me dice eso, con entendimiento, y lo que está detrás de esas opiniones.
“Nadie ha vivido tu vida.”
Me encanta esa línea, es muy cierta. Pero también es cierto que una persona que usa esa frase para atacarnos, lo hace equivocadamente. Aunque alguien invalide ciega y arrogantemente nuestras vidas, nosotros no debemos hacer lo mismo hacia ellos. Eso no significa que les vamos a proveer una plataforma para invalidarnos, escuchar reflexivamente no significa ceder o condonar. Dar la otra mejilla tampoco significa que nos convertiremos en un tapete, podemos defendernos sin ser defensivos. Sin embargo, si nos proponemos humanizar/entender su experiencia, ellos van (o esperamos que lo hagan) a estar más dispuestos a escuchar la nuestra. Y no estoy hablando del falso y común “estoy de acuerdo a estar en desacuerdo” tampoco. Sólo a conversar honestamente acerca de los desacuerdos en principios.
La verdad es que mi identidad no está basada en lo que cualquier otra persona piense, si estoy seguro de lo que Dios piensa de mí. En Cristo, no tengo que identificarme como gay, ex – gay, post – gay o heterosexual. En Cristo no tengo que participar en conductas homosexuales o acompañarme con otro hombre para ser feliz.
No importa lo que otros piensen, en Cristo, yo estoy completo.
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