“Todos mis anhelos tienen tu color, tienen el latido de tu corazón, yo no quiero NADA sin tu dirección”. Jesús Adrián Romero
No hay cosa más odiosa que compartir tus aspiraciones y ambiciones con alguien y recibir a cambio una cátedra completa de negativismo. ¿Quien dijo que los demás tienen que entender y aprobar nuestros sueños? Dios es el único encargado de esa función.
Tengo una libreta donde guardo celosamente todos los sueños que Dios ha puesto en mi corazón, algunas veces lo comparto con personas maduras y cercanas a mí, pero la mayor parte del tiempo lo considero como un asunto muy personal entre Dios y yo.
Como dirían en mi tierra natal: ¿Y a usted quien le ha dado vela en este entierro?, dando a entender que alguien está de sobra.
No estoy preocupada, ansiosa, desvelada tratando de lograr todo en mis propias fuerzas, porque la experiencia me ha demostrado que lo único que voy a obtener es frustración, presión arterial alta, dolor de cabeza y unas cuantas canas……aunque gracias a Dios aún no he visto la primera, pero en caso tal, Clairol podría solucionarlo.
La mejor representación profesional que el ser humano debe tener a la hora de emprender un proyecto, es la guía del magnate más influyente en el mundo de los negocios, aquel que te ha dado poder, amor y dominio propio. Que cuando se presenta una dificultad no temes, porque Él está contigo, quien te provee de sabiduría cuando te hace falta. Recuerda al Señor tu Dios, porque es Él quien te da el poder para alcanzar tus metas.
No se tú , pero yo no quiero llegar al cielo y encontrar en mi habitación celestial una caja de Federal Express que diga: SUEÑOS SIN RECLAMAR.
No dejes que el temor al fracaso te robe tus sueños, date la oportunidad de fracasar con estilo ¿con estilo?, sí con estilo y glamour, sin rendirte ante la depresión, la conmiseración y la opinión de los demás.
Cuando nuestros sueños tienen el sello de Dios, aún los fracasos se convierten en la adrenalina que nos impulsa a intentarlo cuantas veces sea necesario.
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