09- Reacciones…

Con el permiso de Gustavo, quiero postear su comentario al post «Lo Que El Mundo Le Hace Al Mundo 02», me pareció interesante, aparte de que esto es una conversación en la que me gustaría incluir sus voces:
Ga Román: Hay que ser específico en el planteamiento. Si uno te lee muy rápido parecería que planteas: NADIE TRABAJE y NADIE SE SACRIFIQUE y será feliz.

Personalmente entiendo (y espero despertar algún debate) que HAY que trabajar, MUCHO! incluso hasta las 9PM…pero un trabajo que te aporte mas que 30,000 pesos al mes en una cuenta del popular (que se lleva el 12% entre comisiones y gastos administrativos…pero te paga el 1%).

La remuneración del trabajo debe ser de tal dimensión (cualidad y cantidad) que para uno no signifique trabajo.

Una vez conversaba con alguien que me decía «yo no necesito vacaciones, mis vacaciones es hacer esto que me ves haciendo».

Eso debería ser trabajar para cada quien y bajo ese esquema no es negativo dedicar muchas horas….incluso horas de sueño.

También hay que sacrificarse pero creo que lo estamos haciendo al revés…estamos sacrificando al hijo por dinero y no los placeres del dinero por los placeres de mi hijo (de disfrutar a mi hijo y de que mi hijo me disfrute a mi).

Logicamente aqui hay grises…para mi hijo es importante verme, pero tambien es importante una buena educación (en el sentido amplio de la palabra), buenos servicios de salud, buena alimentación…sin embargo, aunque estos rubros están cada día mas caros no requieren de la compra y mantenimiento de una Prado 2011 y una Prado 2011 que me cuesta el tiempo con mi hijo es un vehiculo que yo no puedo pagar…no importa cuánto gane. Lógicamente, el mundo nos hace pensar que el amor de mi hijo y por mi hijo dependerán del éxito que proyecte mi vehiculo y bajo ese nuevo esquema ningun precio es alto.

MIS REACCIONES (Fausto):
¿Por qué crees que hay que trabajar ¡MUCHO!? ¿Qué beneficio te da eso?
¿Por qué mis vacaciones deberían ser mi trabajo?

Yo creo que hay que trabajar y trabajar mucho también, de hecho la «diligencia» es uno de los grandes valores del Reino: «el trabajo es urgente hay que hacerlo mientras haya luz.» Pero el trabajo del Reino. Ahora, ¿cuándo es mucho y cuándo es demasiado? Eso es lo que debemos definir aquí. Creo también que tu trabajo te debe dar satisfacción, hasta el punto en que no sea una carga que sea lunes y un alivio que sea viernes. Creo que existen momentos en la vida donde uno debe sacrificar cosas (tiempo, recursos, placeres, etc.) con el fin de uno poder tener un tiempo de comodidad y un poco de seguridad en el futuro. También creo que todo lo anterior es relativo, porque tanto tu sacrificio y como tu trabajo están sujetos a eventos, situaciones externas a ti y fuera de tu control que podrían arruinar lo que quieres garantizar con tanto esfuerzo y sacrificio. El miedo a eso no debe paralizarte, ese sería el gran error.

Ahora, la farsa que el mundo nos ha hecho creer es que mientras más trabajamos más seguros estamos, mientras menos tiempo pasamos con nuestros hijos más «ciudadanos del mundo» los podemos hacer (¿quién quiere que sus hijos se vean por debajo de los otros que tienen todo lo que un niño del mundo debe tener?), y eso es lo que ellos necesitan. Que si no tomamos nunca vacaciones podremos retirarnos jóvenes a unas vacaciones eternas (pero con artritis, la espalda jodida, y el higado lleno de grasa). Nos ha pintado también un estilo de vida «ideal» que es humo (pero eso todavía no lo sabemos, no ahora), y por el que el sacrificio de ahora vale la pena. Al final, ¿qué obtenemos con eso? Comprometemos nuestro espíritu y nos entregamos a una vida «automatizada», nos convertimos en autómatas, zombis, que no aman si no hay intercambio o resultados, que no quieren si la satisfacción no se garantiza, y que son seres puramente egoístas, y esta es la gran realidad: el balance del mundo se logra con la rotura de nuestras relaciones, este también es su gran desbalance.

«De cierto de cierto te digo» que hay muchos puntos grises en esto. Entonces debemos buscar un equilibrio, que debe hacerse entre mi trabajo y mi salud, entre qué sacrifico (¿mi familia o mi tiempo? ¿obtener lo que me gusta o vivir limitado?) y qué gano: ¿libertad o seguridad? La felicidad viene con uno estar seguro de su elección, pero no solo con eso, aquí entra Dios (que entró desde el principio), confiar que aceptando las propuestas del Reino, nosotros (poniendo nuestros ojos y nuestra fe en El, aceptando nuestras limitaciones, entregando nuestros delirios de grandeza, estando conforme con lo que tenemos, y haciendo sabio uso de nuestro tiempo) podemos entonces tener paz y gozo de la que provee el Espíritu.

Trabaja y sacrifícate, pero también equilíbrate. Y en el equilibrio entonces entra otra clase de sacrificio: el sacrificar ser menos ciudadano de las costumbres del mundo con el fin de uno poder ser libre. Hasta aquí ya me he adelantado mucho, así que sigamos nuestra conversación.


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