«¡No! ¡No! ¡No! ¿Cómo esos tigueres pensaban que eran cristianos? ¡No!» «¡Noooo!» Es lo que Noelia y yo nos repetíamos, en palabras y en pensamiento continuamente mientras veíamos Ágora, la nueva película del director chileno-español Alejandro Amenábar (director de The Others, Abre los Ojos, etc.) y que ví por recomendación de Anyul. Rodada en inglés, es un drama histórico que se desarrolla en la ciudad de Alejandría, Egipto, a partir del año 391 d. C., y es la historia de la matemática, filósofa y astrónoma Hipatia de Alejandría — que fue asesinada, descuartizada e incinerada por los seguidores del obispo y Santo cristiano copto Cirilo de Alejandría en el año 415 d. C.
Aunque la película no es completamente exacta históricamente, nos muestra (quizás como exactamente fue en la historia) una parte del cristianismo con la que muchos no estamos identificados: el descontrol y la violencia que provocó la unión de la iglesia con el estado. En ese matrimonio millones de personas que nacían en el Imperio, nacían cristianos porque así se decretó, y como esta gente no eran discípulos de Cristo (por lo menos no todos) sino ciudadanos de un Imperio, hacían atrocidades en nombre de la religión. La historia de Hipatia, es una de esas historias donde da verguenza recordar lo que en el pasado se hizo en nombre de la iglesia.
Por eso comparto la misma opinión que Rodney Stark:
«Los historiadores han aceptado demasiado tiempo la reivindicación de que la conversión del emperador Constantino (285-337) significó el triunfo del cristianismo. Al contrario, destruyó sus aspectos más atractivos y dinámicos, convirtiendo un movimiento de bases de alta intensidad en una institución arrogante controlada por una élite que a menudo conseguía ser cruel y laxa a la vez.»
Aunque no me gustó mucho el final, es altamente recomendada: buen guíon, la trama está bien equilibrada, bien ambientado, buena fotografía. Lo más importante: una historia para pensar y discutir con otros, porque vainas así no deben volver a pasar, es el lado oscuro de algo que se pensaba era cristianismo.
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