Obviamente Dios tumba los muros pero hay que accionar. En Jericó vemos que esta acción solo viene después de que Dios trabaja, de que El da el primer paso. Nuestra acción es siempre la respuesta a la iniciativa de Dios no lo contrario (nuestra iniciativa y luego Dios responde). De ese modo, cuando uno está listo para accionar algo ha pasado en nuestro interior, y estamos dispuestos a cooperar con Dios aunque nuestra seguridad pueda resultar afectada, porque sabemos que no es así.
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