JUAN 18. EL MINISTERIO PÙBLICO DE JESÙS 11

27 En ese momento llegaron los discípulos de Jesús, y se extrañaron de verlo hablando con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué conversaba con ella.
28 La mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y le dijo a la gente:29 «Vengan a ver a un hombre que sabe todo lo que he hecho en la vida. ¡Podría ser el Mesías!»
30 Entonces la gente salió del pueblo y fue a buscar a Jesús.
31 Mientras esto sucedía, los discípulos le rogaban a Jesús:
–Maestro, por favor, come algo.
32 Pero él les dijo:
–Yo tengo una comida que ustedes no conocen.
33 Los discípulos se preguntaban: «¿Será que alguien le trajo comida?»34 Pero Jesús les dijo:
«Mi comida es obedecer a Dios, y completar el trabajo que él me envió a hacer.
35 «Después de sembrar el trigo, ustedes dicen: «Dentro de cuatro meses recogeremos la cosecha». Fíjense bien: toda esa gente que viene es como un campo de trigo que ya está listo para la cosecha.36 Dios premiará a los que trabajan recogiendo toda esta cosecha de gente, pues todos tendrán vida eterna. Así, el que sembró el campo y los que recogen la cosecha se alegrarán juntos.37 Es cierto lo que dice el refrán: «Uno es el que siembra y otro el que cosecha».38 Yo los envío a cosechar lo que a ustedes no les costó ningún trabajo sembrar. Otros invitaron a toda esta gente a venir, y ustedes se han beneficiado del trabajo de ellos».
39 Mucha gente que vivía en ese pueblo de Samaria creyó en Jesús porque la mujer les había dicho: «Él sabe todo lo que he hecho en la vida».40 Por eso, cuando la gente del pueblo llegó a donde estaba Jesús, le rogó que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días,41 y muchas otras personas creyeron al oír lo que él decía.42 La gente le dijo a la mujer: «Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque nosotros mismos le hemos oído; y sabemos que en verdad él es el Salvador del mundo».
Este pasaje refleja las secuelas de la conversaciòn de Jesús con la mujer de Samaria. Los discìpulos vuelven y se sorprenden de que haya estado con una mujer, lo que recuerda lo dicho anteriormente de cómo el Maestro era capaz de romper todas las convenciones sociales en su deseo de alcanzar a la gente.
A continuación se enzarza en una discusión con sus discípulos acerca de hacer la voluntad del Padre que es el motivo de su venido. Pero todo esto no ha sido lo que ha llamado mi atención sino sus afirmaciones acerca de los diferentes papeles en la construcción del Reino. Afirma Jesús que uno es el que siembra y otro el que siega, pero ambas son imprescindibles y contribuyen al éxito de la cosecha, nada sería posible sin la aportación de ambos.

He pensado en el trabajo con personas y, de nuevo, en colaborar con la construcciòn del Reino de Dios. He pensado también en la obsesión por el éxito de nuestra cultura, de ver y obtener resultados, de tener fruto, de conseguir cosas, pero también he pensado que no hay cosecha sin siembra y que aunque nuestra cultura, incluso nuestra cultura cristiana sólo valore los resultados, los éxitos, los logros, los impactos, nada sería posible sin la inversión callada, anónima, poco lustrosa, poco espectacular en la vida de las personas. Inversión en términos de tiempo, dedicación, aceptación, amor y acompañamiento. Uno siembra y otro siega. Jesús valora a ambos y, no sé por qué, pienso que Dios quiere que con mi vida siempre aunque vea poco fruto.
Un principio
Unos estàn llamados a sembrar y otros a segar.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.