Señor, ya no quiero ser engañado y pecar

Señor, reconozco delante de ti que he sido engañado… La razón por la que tú, el Hijo de Dios, apareciste, fue para deshacer las obras del diablo [1 Juan 3:7-8]. Señor, le he dado voluntariamente la fiesta al enemigo. Gracias por que Tú apareciste en esta tierra para morir y resucitar, y así destruir las obras que el diablol había logrado en mí y en otros a través de mí. Apártame para tu servicio de aquí en adelante, oh Dios.

Señor, he llegado a comprender que mi corazón me engaña, más que todas las cosas, y que es perverso [Jeremías 17:9]. Por favor, ayúdame a reconocer los caminos de mi corazón y las emociones engañosas que vienen de él; ayúdame a pensar en qué es lo que Tú me enseñas acerca de mis emociones.

Señor mi Dios, reconozco ante ti que estoy lleno de malicia, que sé engañar a otros para involucrarlos en mi pecado sexual, y que llevo una vida doble. Ayúdame a desechar pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones. Ayúdame a desear como si fuera otra vez un niño recién nacido, la leche espiritual no corrompida, para que por ella pueda crecer para salvación, ya que he conocido lo que es tu bondad. [1 Pedro 2:1-3]

Padre Dios, a través del uso constante del alimento sólido que me da Tu Palabra [Hebreos 5:14], ayúdame a ser nutrido y ejercitado para distinguir lo que es bueno y lo malo en mis decisiones, en mis relaciones, en el entretenimiento que escojo, y en mi sexualidad. No quiero ser engañado, Padre.

Amén.


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