Hablar de Perfume nos hace pensar en aquel último paso que damos para presentarnos ante la sociedad.
El perfume embellece con su aroma nuestra persona.
Da ese particular toque que hace diferenciarnos de los demás.
Los Perfumes eran de vital importancia en el Antigüo Oriente. Formaban parte
esencial de sus vidas en el mismo plano que el agua y la comida.
Los perfumes se preparaban con distintas sustancias oleosas y aromáticas.
La mayor parte eran importadas de diferentes paises del Oriente por intermedio de los
fenicios.
Eran transportados en pequeños alabastros fabricados especialmente para conservarlos.
Me llamó la atención observar que existían dos tipos de perfumes,
los que servían para recrear la vista (2ª Reyes 9:30)
y los que sirven para recrear el olfato (Cantares 1:3,12).
Y en un clima desértico donde el agua excaseaba,
servían para evitar los malos olores producidos
por la transpiración (2ª Crónicas 28:15).
Efesios 5:2 nos dice:
» Y andad en amor,
como también Cristo nos amó,
y se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios
EN OLOR FRAGANTE «
¡Oh Dios que así sea en mi vida!….
Un Perfume Fragante derramado a Tus Pies,
Que al mundo yo perfume con digno testimonio
proclamando que entregaste Tu Vida
¡ Y ERES EL REY DE SALVACION !
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