Una vida reflexiva

¿Está usted viviendo de una manera reflexiva y con propósito, o solo mecánicamente? Es muy fácil levantarnos cada mañana, hacer nuestro trabajo, disfrutar de descanso o entretenimiento, y caer en la cama cada noche sin pensar para nada en Dios. Pero ignorar cómo él nos ha bendecido, guiado, protegido y alertado, es una manera poco sabia de vivir. Pensemos en los beneficios de mantener abiertos nuestros ojos y oídos espirituales todo el día.

Quienes están conscientes de la presencia del Señor en sus actividades cotidianas, disfrutan de la paz de saber que él tiene siempre el control, y que está actuando para llevar a cabo sus buenos propósitos. Las experiencias de cada día con él les enseñan a conocerle y a amarle más.

Cuando aprendemos a ver las huellas de Dios en nuestros días, ganamos conciencia de hasta dónde está él involucrado en nuestras vidas. Quizás él le ha fortalecido para una tarea, o abierto una puerta de oportunidad.

Tal vez guió sus decisiones, o le ayudó a responder de una manera compasiva a una persona difícil. Si nuestros oídos están abiertos a las advertencias y enseñanzas del Señor, no repetiremos los mismos errores una y otra vez. Pero quienes son sordos a su voz, persistirán en su manera de pensar dañina, en sus emociones negativas, y en sus respuestas torpes.

Cada noche, antes de irse a dormir, tómese un tiempo para reflexionar en las actividades del día. Dios está siempre con usted, guardándole y guiándole en su camino. El Señor quiere que usted lo vea en todo, y que entienda la vida desde la perspectiva de él, confiando en su poder y sabiduría para enfrentar cualquier desafío.

 

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