JUAN 31. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 24

52 Los judíos que hablaban mal de Jesús empezaron a discutir entre ellos, preguntándose: «¿Cómo puede este darnos su propio cuerpo para que lo comamos?»

53 Jesús les dijo:

«Yo soy el Hijo del hombre, y les aseguro que si ustedes no comen mi cuerpo ni beben mi sangre, no tendrán vida eterna.54 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tendrá vida eterna. Cuando llegue el fin del mundo, los resucitaré.55 Mi cuerpo es la comida verdadera, y mi sangre es la bebida verdadera.56 Si ustedes comen mi cuerpo, y beben mi sangre, viven unidos a mí, y yo vivo unido a ustedes.

57 «Dios mi Padre fue el que me envió, y tiene poder para dar la vida eterna, y fue él quien me dio esa vida. Por eso, todo el que crea en mí tendrá vida eterna.58 Yo soy el pan que bajó del cielo, y el que crea en mí tendrá vida eterna. Yo no soy como el pan que comieron sus antepasados, que después de haberlo comido murieron».

59 Jesús dijo todas estas cosas en la sinagoga de Cafarnaúm.

Acaba la confrontación entre Jesús y los judíos en la sinagoga de la ciudad de Cafanaún. Los oponentes de Jesús siguen sin entender, piensan en los material y Él les habla de lo trascendental. Piensan en hambre de pan y el Maestro les habla del hambre de propósito ¿Cómo van a entender que deben comer su cuerpo y beber su sangre? A cualquiera le sonaría como total locura.

El punto final es que Jesús es el pan que da vida y me hace pensar en mi propia búsqueda de la vida, en las cosas con las que yo identifico el sentido, el propósito y la realización, las cosas que creo que me harán feliz.

Pienso que la búsqueda de la felicidad por parte de todo ser humano es completamente legítima, responde a un impulso interior de trascendencia puesto por Dios. No podemos juzgar el hecho de que nuestra búsqueda, tristemente, en ocasiones se lleve a cabo por caminos equivocados. Incluso nosotros, los seguidores de Jesús, debemos reconocer que en muchas ocasiones también pensamos que el hambre y la sed la saciaremos en otras fuentes, el dinero, el poder, la influencia, el sexo, la compañía, la influencia…..

Jesús pacientemente nos enseña que esa legítima búsqueda acabará siempre en vías muertas hasta que nos encontremos cara a cara con Él, hasta que persistamos una y otra vez en ir a Él para saciarla.

Un principio

La búsqueda es legítima aunque los caminos puedan ser erróneos.


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