JUAN 46. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESUS 39



Juan 9: 1-12
1 Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego.2 Los discípulos le preguntaron a Jesús:

–Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres?

3 Jesús les respondió:

–Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana.4 Mientras yo esté con ustedes, hagamos el trabajo que Dios mi Padre me mandó hacer; vendrá el momento en que ya nadie podrá trabajar.5 Mientras yo estoy en el mundo, soy la luz que alumbra a todos.

6 En seguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo puso al joven en los ojos.7 Entonces le dijo: «Vete a la piscina de Siloé y lávate los ojos».

El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver.8 Sus vecinos y todos los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban: «¿No es este el joven ciego que se sentaba a pedir dinero?»9 Unos decían: «Sí, es él». Otros decían: «No, no es él, aunque se le parece mucho». Pero él mismo decía: «Claro que soy yo».10 Entonces le preguntaron:

–¿Cómo es que ya puedes ver?

11 Él respondió:

–Un hombre llamado Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos, y me dijo que fuera a la piscina de Siloé y que me lavara. Yo fui, y cuando me lavé los ojos pude ver.

12 –¿Y dónde está Jesús? –le preguntaron.

–No lo sé –contestó él.

El capítulo nueve se centra en el milagro de la curación de una persona ciega desde su nacimiento. Estos primeros versículos narran el milagro en sí y cómo Jesús lo lleva a cabo.

Si uno se detiene a ver el pasaje se da cuenta de que se articula alrededor del contraste luz y oscuridad. Jesús se vuelve a definir a sí mismo como la luz del mundo, el ciego recibe la luz y el Maestro habla acerca de la importancia de hacer aquello que el Padre ha mandado mientras hay luz, cuando llega la oscuridad ya no es posible trabajar.

La aplicación para mi vida es la imitación de Jesús llevando la luz a aquellos que están en la oscuridad y siendo consciente de la premura y limitación del tiempo para llevarlo a cabo. En la práctica significa para mí el ser mucho más intencional en vivir como agente de restauración en este mundo roto, más consciente de que representamos el deseo del Señor de restaurar todo aquello que el pecado ha fracturado y no perder la oportunidad de hacerlo.

Un principio

Representamos para un mundo en oscuridad la luz de Dios.


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