No quiero perder tu capacidad de asombro. Cómo abres los ojos cuando ves algo nuevo, o colorido, o un rostro familiar. No quiero perder la emoción que transmites al patalear y reír cuando te muestro un libro que te gusta o cuando nos reímos contigo.
No quiero perder el asombro de cada mañana, al abrir las ventanas y observar los cerros verdes que me rodean; no quiero perder el asombro cada día cuando lucho con mis amigas las hormigas, pero admiro su persistencia y trabajo; no quiero perder el asombro de verte dormir, crecer, cambiar.
No quiero perder el asombro…
Deja una respuesta