JUAN 75. LOS ÚLTIMOS DÍAS EN JERUSALÉN 12

Juan 16:1-16

1 «Les he dicho todo esto para que no dejen de confiar en mí.2 Ustedes van a ser expulsados de las sinagogas; y llegará el día cuando cualquiera que los mate creerá que le está haciendo un favor a Dios.3 Esa gente hará esto porque no me han conocido a mí, ni han conocido a Dios mi Padre.4 Pero les digo esto para que, cuando suceda, recuerden que ya se lo había dicho.

«Yo no les dije esto desde un principio porque estaba con ustedes,

5 pero ahora que regreso para estar con Dios mi Padre, ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy.6 Sin embargo, se han puesto muy tristes por lo que les dije.7 En realidad, a ustedes les conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré.

8-11 «Cuando el Espíritu venga, les hará ver a los de este mundo que no creer en mí es pecado. También les hará ver que yo no he hecho nada malo, y que soy inocente. Finalmente, el Espíritu mostrará que Dios ya ha juzgado al que gobierna este mundo, y lo castigará. Yo, por mi parte, regreso a mi Padre, y ustedes ya no me verán.

12 «Tengo mucho que decirles, pero ahora no podrían entenderlo.13 Cuando venga el Espíritu Santo, él les dirá lo que es la verdad y los guiará para que siempre vivan en la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que oiga de Dios el Padre, y les enseñará lo que van a pasar.14 También les hará saber todo a cerca de mí, y así me honrará.15 Todo lo que es del Padre, también es mío; por eso dije que el Espíritu les hará saber todo acerca de mí.

16 «Dentro de poco tiempo ustedes ya no me verán. Pero un poco después volverán a verme».

Hay muchas ocasiones en la vida en que uno se siente bastante solo y daría lo que fuera por tener la compañía de Jesús y poder tener el privilegio de comentar con Él los sentimientos que pasan por la cabeza. En otras ocasiones, sería tan importante poder escuchar su consejo acerca de qué dirección tomar en la vida, qué decisión ante un dilema es la más adecuada. También hay momentos que la reprensión de Jesús iría muy bien para decantar nuestra voluntad hacia el bien en vez de hacia el mal y para confrontarnos con nuestros pecados y fallos.

Por eso Jesús afirma que es importante que Él marche, de lo contrario, no podría venir el Espíritu Santo. Por medio de su Espíritu Jesús vive en mí de forma constante, continua, permanente y me proporciona todo aquello que el Maestro proporcionó a sus discípulos cuando vivió físicamente con ellos.

En todo momento, en todo lugar, en toda situación y circunstancia, para hacer frente a toda necesidad, Jesús vive en mi vida de forma real por medio de su Espíritu y, como dice el apóstol Pablo, si alguno no tiene el Espíritu, entonces no es de Cristo.

Un principio

La presencia constante, continua y permanente de Jesús en mi vida.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.