HECHOS 11. EL TESTIMONIO APOSTÓLICO EN JERUSALÉN 9

HECHOS 4:23-31

23 Tan pronto como quedaron libres, Pedro y Juan volvieron adonde estaban los demás creyentes y les contaron lo que los sacerdotes principales y los ancianos les habían dicho. 24 Cuando los creyentes oyeron las noticias, todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios: «Oh Soberano Señor, Creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos, 25 hace mucho tiempo tú hablaste por el Espíritu Santo mediante nuestro antepasado David, tu siervo, y dijiste:

“¿Por qué estaban tan enojadas las naciones?
¿Por qué perdieron el tiempo en planes inútiles?
26 Los reyes de la tierra se prepararon para la batalla,
los gobernantes se reunieron
en contra del
SEñOR
y en contra de su Mesías
[e]”.

27 »De hecho, ¡eso ha ocurrido aquí en esta misma ciudad! Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles[f] y el pueblo de Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú ungiste. 28 Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad. 29 Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. 30 Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales milagrosas y maravillas por medio del nombre de tu santo siervo Jesús».

31 Después de esta oración, el lugar donde estaban reunidos tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo. Y predicaban con valentía la palabra de Dios.

Después de su comparecencia ante el consejo de gobierno y la prohibición de continuar hablando en el nombre de Jesús, este pasaje nos narra la manera en que la iglesia manejó esta primera situación de presión y persecución.

Al leerlo pensaba en cuál es el principio espiritual que puedo identificar en este pasaje y cómo puedo aplicarlo a la realidad que vivo.

Creo que el principio es el de cómo reaccionar delante de las dificultades y presiones que surgen como consecuencia de querer vivir nuestra fe de una forma coherente y consistente. Venía a mi mente las palabras de Pablo, todo aquel que quiera vivir agradando a Dios sufrirá presión por ello. Creo que es cierto. También creo que es cierto que, en ocasiones, no llegamos a experimentar esas tensiones o presiones debido al hecho que nos retiramos antes de tiempo para evitarlas.

La manera en que la comunidad de Jerusalén manejó la situación marca una pauta a seguir. Ellos fueron consciente e identificaron claramente la presión y las consecuencias de seguir adelante. Ellos pidieron la ayuda del Señor para vivir en consistencia con su fe como seguidores de Jesús a pesar de las consecuencias que pudieran derivarse de ello.

La aplicación para mí es fácil de identificar, estoy llamado a seguir a Jesús y eso, automáticamente, implica enfrentamientos y oposición. Quiero asumirlo pidiendo al Señor su ayuda para ser consistente.

Un principio

No hay seguimiento de Jesús sin confrontación.

Una pregunta

¿Estás experimentando falta de confrontación en tu vida? ¿Qué puede revelar eso?


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