HECHOS 23. LA CONVERSIÓN DE SAULO 2

HECHOS 9:10-19

10 Ahora bien, había un creyente[b] en Damasco llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó:

—¡Ananías!

—¡Sí, Señor! —respondió.

11 El Señor le dijo:

—Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues, pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él está orando. 12 Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13 —¡Pero Señor! —exclamó Ananías—, ¡he oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes[c] de Jerusalén! 14 Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre.

15 El Señor le dijo:

—Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles[d] y a reyes, como también al pueblo de Israel; 16 y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre.

17 Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado. 19 Después comió algo y recuperó las fuerzas.

De este pasaje y del anterior se desprende que ya existía en Damasco una comunidad cristiana bien establecida y asentada. Si yo fuera Ananías me sorprendería, como él se sorprendió del encargo que recibió del Señor de ir a encontrarse con Saulo y hacerle el bien. Sin embargo, vale la pena destacar la actitud de obediencia de este hombre a la voluntad del Señor.

Ahora bien, al leer el pasaje me preguntaba ¿Por qué Dios decidió actuar por medio de Ananías cuando podría haberlo hecho directamente en la vida de Saulo? De hecho, ya había habido un encuentro sobrenatural entre ambos tan sólo unos días atrás. ¿Qué sentido tiene, qué razón hay detrás de ello?

A mi mente viene la palabra interdependencia. Desde el comienzo de su carrera como seguidor de Jesús tenía que aprender que muchas de sus necesidades no iban a ser satisfechas directamente por Dios, antes bien, lo haría por medio de otros miembros del cuerpo, es decir, de otros seguidores.

Pienso que el gran principio aquí es precisamente la interdependencia que, en términos prácticos, significa que nos necesitamos los unos a los otros. Significa que hay necesidades que quedarán sin ser cubierta a menos que nosotros tomemos la iniciativa de hacerlo, porque el Señor ha decidido actuar por medio de otros miembros de la familia de la fe. Tal vez tenemos necesidades que no han podido ser satisfechas porque no las hemos verbalizado, nadie las conoce y, por tanto, el cuerpo no puede responder. O tal vez hay a tu alrededor necesidades que no están siendo satisfechas porque tú no respondes a las mismas.
Un principio

Dios nos llama a una relación de interdependencia con otros seguidores de Jesús.

Una pregunta

¿Estás necesitado? ¿Deberías ser sensibles a necesidades a tu alrededor?

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