Esto es un miedo recurrente que arruina la búsqueda de la santidad para muchos, pues se dan por vencidos frente a cargar no solo con sus pecados, que los acusan una y otra vez, sino con pecados cometidos por sus padres, abuelos y bisabuelos, preguntándose una y otra vez de qué más serán culpables. […]
¿Somos culpables por los pecados sexuales de nuestros antepasados?
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