"LOS QUE SE QUEDARON ATRÁS"

Mateo  25:10-12
 «Y SE CERRÓ LA PUERTA. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco».
El mundo será estremecido ante la desaparición de millones de personas desde diferentes lugares del mundo, cuando el Señor se lleve en forma sorpresiva e inadvertida esa manada pequeña que c.
onstituye Su iglesia. Pequeña en comparación a los miles de millones que constituyen la población total del mundo.

En esta parábola de Mt. 25 el Señor hace referencia también a los que llenaban las iglesias atraídos por la música, la bulla, los aplausos, los saltos y todo el jolgorio carnal que se desarrolla en las iglesias «modernas» para atraer a las multitudes, pero que nunca habían nacido de nuevo.

Algunos de ellos sabían que el Señor vendría como ladrón en la noche, en forma sorpresiva, para llevar a los suyos a esas moradas celestiales que fue a preparar, pero únicamente poseían un conocimiento intelectual de ese acontecimiento glorioso. Eran parte de esa muchedumbre que llena las iglesias de hoy, pero que jamás han tenido un encuentro personal con Cristo.

En este pasaje se refiere a aquellos que andan por vista y no por fe. Los que fueron impresionados porque vieron «milagros» o por la orgía emocional que los deslumbró. Y cuando vean con angustia desvanecerse ante sus propios ojos a los que verdaderamente eran hijos de Dios, miembros de su iglesia, familiares amados, comprenderán aterrados que vino el Señor y ellos se quedaron.

Será tremendamente impactante ver desaparecer al esposo o la esposa, los hijos y amigos que realmente eran parte de esa manada pequeña que el Señor vendrá a buscar, y ellos quedarse acá. Un grito de angustia y desesperación inundará sus corazones: «Señor, Señor, ábreme la puerta, llévame a mí también». Y recibirán una sola respuesta de parte de Dios: «No os conozco» Y la puerta de la salvación permanecerá cerrada, el día de la salvación había concluido.

El mismo drama será vivido incluso por MUCHOS predicadores, «profetas» milagreros y curanderos que hoy hasta son «estrellas» de la TV. Mt. 7:22-23 «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad».

Que tremendo el calificativo que el Señor les otorga: «hacedores de maldad». Hacedores de maldad porque no entraron y además arrastraron a las multitudes por el camino del error. ¿De qué les servirá toda la fama y fortuna que han acumulado «en el nombre del Señor» en aquel día? Absolutamente de nada, es más, será un peso anexo que tendrán que arrastrar hasta que sus días sean consumidos durante los juicios que proseguirán al arrebatamiento de la iglesia.

¿Podrá haber algo más dramático que uno que se atribuyó la autoridad de hablar «en el nombre del Señor» y que el mismo Señor le tenga que decir: No os conozco, apártate de mí, hacedor de maldad? Solamente las tinieblas inundarán sus corazones, y no solamente sus corazones, sino que al mundo entero, porque la luz del Espíritu Santo que brilla en cada hijo de Dios, será quitada.

La Biblia nos enseña que el Anticristo, el hijo de perdición, no podrá manifestarse en la tierra hasta que el Espíritu Santo, que mora en cada hijo de Dios, sea llevado al cielo juntamente con la iglesia. 2Ts. 2:7 «Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él (el Espíritu Santo) a su vez sea quitado de en medio».

Si en el día de hoy nos impresionamos con la maldad que oprime al mundo ¿cómo irá a ser cuando la sal que detiene la putrefacción, sea quitada? Cuando la luz (la iglesia) ya no esté en la tierra, solamente la más densa oscuridad envolverá el mundo.

La puerta de la salvación se habrá cerrado, y será el Señor mismo quien lo hará, como fue en los días de Noé. Gn. 7:16 «Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta».

Los que conocieron de esta verdad y fueron expuestos a esa luz gloriosa de la salvación, pero que jamás la poseyeron en sus corazones siendo indiferentes con la obra más sublime de Dios, comprenderán con mucha angustia que habrán quedado atrás. Todos ellos recibirán la misma respuesta del Señor: «no os conozco, apartaos de mí».

Cuando Dios cierra la puerta, nadie más puede volverla a abrir. Heb. 10:26-27 «Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios».

Muchos son los que se preguntan ¿qué sucederá con aquellos que asistían a las iglesias, que fueron bautizados y hasta predicaban, pero que nunca nacieron de nuevo y se quedarán cuando venga el Señor? ¿Podrán salvarse durante la Gran Tribulación?

Hay quienes hasta se toman el nombre del Señor para ofrecer una segunda oportunidad durante ese período de juicios que envolverá a todo el planeta. Pero Dios, con su autoridad divina, la cual no puede ser quebrantada, dice: «si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios».

En nuestro pasaje de Mt. 25, donde el Señor está claramente hablando de su retorno, dice en relación al regreso del esposo, quien todos los estudiantes de la Biblia reconocen que se refiere al Señor Jesucristo; que cuando vino el esposo, se cerró la puerta ¿cuál puerta? Hasta el más neófito tiene que admitir que se refiere a la puerta de la salvación. Y a los que quedaron atrás, les dirá: «no os conozco» y quedarán sin entrar, como fue en los días de Noé, donde todos los que quedaron fuera, perecieron.

Con mucha precisión el Señor señala que su venida será como en los días de Noé. Mt. 24:37-39 «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre».

Muchos expertos en construcción naviera intentan calcular el número de personas que tuvieron que trabajar para construir esa enorme arca, con las herramientas primitivas y en el tiempo indicado por la Biblia, y ellos estiman que fueron un número considerable de personas que trabajó en esa magna obra, y que no pudieron hacerlo únicamente Noé y sus tres hijos. Cualquiera haya sido su número, 100, 200 o 300 no deja de maravillarme y compararlo con la realidad de la iglesia. También han sido muchos los que han trabajo en su construcción, pero de igual manera se quedarán afuera y perecerán como aquellos del juicio universal de los días de Noé.

Y esto no debería asombrarnos, porque incluso dentro del círculo íntimo que escogió el Señor, a todos ellos, a los doce apóstoles los envió a predicar de dos en dos, y seguramente que muchos fueron los que se convirtieron por la predicación de Judas, que también estaba dentro de ese número. Mr 6:7 «Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos».

La única salvación que hace alusión la Biblia para después del arrebatamiento de la iglesia, es para los de la nación de Israel. Rm. 11:25-26 «Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo».

La plenitud de los gentiles se refiere al número completo de gentiles que habrá de tener la iglesia cuando venga el Señor a buscar. Si el número de gentiles salvados se completa en el momento del arrebatamiento, resulta muy obvio que después no podrán añadirse más gentiles, porque de lo contrario estaría manifestando que todavía no habría llegado la plenitud de los gentiles.

Cuando Dios añada el último gentil que integrará la iglesia, entonces habrá llegado la plenitud de los gentiles y vendrá a buscar Su iglesia. En ese momento entrará en tratos nuevamente con la nación de Israel y ellos serán salvos por perseverar hasta el fin, luego de escuchar el evangelio del reino. Mt. 24:13-14 «el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin».

No se debe confundir el evangelio del reino que predicarán los 144.000 de las doce tribus de Israel durante la Gran Tribulación (Ap.7), con el evangelio de la Gracia que predica la iglesia. Hoy la salvación es por gracia, en aquellos días, para los judíos, será por perseverar hasta el fin.

Los que enseñan sobre una segunda oportunidad para los gentiles durante la Gran Tribulación, citan equivocadamente el pasaje de Ap.7 que dice: «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos».

Efectivamente dice que estos que se salvaron durante la Gran Tribulación, serán de todas la naciones y tribus, pero se refiere a los judíos que están diseminados por todo el mundo en todas las naciones y de todas las tribus. Porque será en ese tiempo que Dios los traerá finamente en forma masiva a la tierra prometida, desde los cuatro confines de la tierra. Is. 11:12 «Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra».

No existe ninguna duda que se trata de los judíos de la diáspora, porque en el mismo pasaje de Ap. 7 donde se refiere a ellos, señala que luego de disfrutar de esa salvación donde ellos perseveraron hasta el fin durante la Gran Tribulación, «le sirven día y noche en su templo».

En el libro del Apocalipsis la iglesia se menciona por última vez en el capítulo tres. Inicia el capítulo cuatro con el arrebatamiento del apóstol Juan hasta la morada misma de Dios, que es además un símbolo del momento cuando la iglesia es llevada por Su Señor a esas moradas celestiales. A partir de ese acontecimiento, comienza a relatar los sucesos que se desarrollan paralelamente en la tierra durante la Gran Tribulación.

Cuando suceden los hechos descritos en el capítulo 7 de Apocalipsis, la iglesia se encuentra en los cielos, donde no existe día ni noche, incluso no existe templo. Ap. 21:22-23 «Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera».

Por lo tanto, esos que se salvaron durante la Gran Tribulación que menciona Ap. 7 y que están sirviendo a Dios «día y noche en su templo», se trata de los del pueblo escogido de Israel que están en la tierra. De lo cual no cabe la menor duda, porque a los gentiles siempre les estuvo prohibida la entrada a ese lugar santo.

Num. 3:38 «Los que acamparán delante del tabernáculo al oriente, delante del tabernáculo de reunión al este, serán Moisés y Aarón y sus hijos, teniendo la guarda del santuario en lugar de los hijos de Israel; y el extraño que se acercare, morirá».

Ez. 44:6-7 «Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones».

Ez. 37:26-28 «Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre».

Ez. 43:7 «y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos» etc.

En aquel tiempo, después de los siete años de juicios que durará la Gran Tribulación, vendrá el Señor hasta la tierra y comenzará su reino de mil años. Lo primero que hará será poner fin al caos reinante en la tierra, por medio de lo que la Biblia denomina la guerra del Armagedón (Ap.16:14-16, 19: 17-21, Zc.12: 4-10, 14: 1-3, Ez.39: 1-22, Dn.2: 44). Luego de su aplastante victoria sobre el reino del anticristo, realizará el juicio de las naciones (Mt.25: 31-46, Joel 3:12).

Cuando haya lanzado a la bestia y al falso profeta al lago de fuego (Ap.19:20) y a Satanás lo ate por mil años (Ap.20: 2, Is.14: 12-17), entonces ordenará los reinos del mundo. Israel no será nunca más por cola (como vemos, esa falsa promesa que ofrece el evangelio de la codicia, utilizando engañosamente este versículo, es ridícula y absurda), Dt. 28:13 «Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente». Una vez establecido el orden mundial, Jerusalén será la capital del mundo, y allí el Señor levantará Su templo que describe en Ezequiel entre los capítulos 40 al 44.

A ese templo, el que levantará el Señor en la Jerusalén terrenal durante el milenio, es al que se refiere que irán a servir día y noche los israelitas que se salven durante la Gran Tribulación.

La historia nos muestra que todos los dictadores han emergido después de una anarquía. Y resulta muy comprensible que con la desaparición de los millones que constituyen la iglesia, el mundo entrará en un caos generalizado, que será el momento propicio para que se levante el dictador mundial, aprovechando además que ya no estará en la tierra el Espíritu Santo, que es quién lo detiene hasta el momento (2Ts. 2:7 ).

¿Cuál será el futuro que les depara a aquellos que se queden atrás? Un mundo donde imperará la violencia y maldad en su más pura expresión, las tinieblas del pecado serán más intensas que nunca, como jamás se había conocido, porque el amor, la misericordia, la compasión y demás bendiciones que Dios otorgó al ser humano, desaparecerán de la tierra. No solamente nuestra esposa o esposo si eran creyentes, ya no estarán acá, sino que también todos los niños del mundo se irán con el Señor cuando venga a buscar Su iglesia, porque esa es la promesa que ha dejado para ellos.

Será en ese momento de agitación social y violencia que se levantará el dictador mundial, el anticristo, quien ofrecerá al mundo una falsa paz, la cual se extenderá por tres años y medio. Pero el precio que tendrá que pagar la humanidad será la sumisión incondicional a ese gobernante, porque controlará todos los ejércitos del mundo, la economía, la política, los tribunales de justicia, la salud, la educación y la religión. La Biblia dice que nadie podrá comprar ni vender sin su autorización.

Ap. 13:16-17 «Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre».

Después de esos tres años y medio, exigirá adoración como dios y se sentará en el templo que los judíos levantarán en Jerusalén con la ayuda del anticristo, y que estará edificado durante ese período de la Gran Tribulación (no confundir con el templo que posteriormente levantará el Señor durante el milenio, el de Ez.40-44). 2Ts. 2:4 «el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios».

En ese momento será que Dios abrirá los otros sellos de ese libro que le mostró a Daniel para el tiempo del fin, que tenía siete sellos y que en Apocalipsis 5 le entrega mayores detalles al apóstol Juan. El primero (Ap.6: 2) fue la conquista del poder mundial del anticristo, descrito como el jinete del caballo blanco. Ahora al abrir este segundo sello (Ap.6:3) sale un jinete montando un caballo rojo, con una gran espada en su mano.

Este jinete del caballo rojo aparecerá a los 3 años y medio después de la llegada al poder del anticristo. La falsa paz que él ofreció llegó a su fin, esa aparente prosperidad de su gobierno no pudo seguir extendiéndose por más tiempo, porque sin el Príncipe de paz, no puede haber paz verdadera. El milenio falsificado del anticristo termina abruptamente en terror y sangre. Porque el color rojo de este 2º caballo, simboliza la sangre, y la gran espada que empuñará su jinete nos habla de la gran guerra que hundirá a la humanidad en una destrucción jamás antes vista. Por lo tanto, este jinete del caballo rojo representa la guerra y la sangre que estremecerá el mundo entero.

El tercer sello que se menciona en Ap. 6:5-6 nos habla de un jinete con una balanza en su mano, y montando un caballo negro anunciando: «Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino». Es la consecuencia lógica de una guerra que trae el jinete del caballo rojo, inflación y hambre. Dos libras de trigo se venderá por un denario. Un denario corresponde al salario de un día de trabajo. La balanza es símbolo de escasez de alimentos. El vino y el aceite representan los lujos de la vida, por lo que parece ser que los ricos aún conservarán sus privilegios.

El 4º sello que se menciona en Ap. 6: 7-8 corresponde al jinete del caballo amarillo, o mejor traducido sería de color pálido. Nos habla de una cosecha inevitable de los dos juicios anteriores, una gran mortandad y pestilencia, es el resultado de una guerra devastadora donde los muertos se dejan sin sepultura debido a la enorme cantidad de víctimas. Este cuarto jinete del caballo amarillo traerá la muerte y la destrucción.

Ap. 6: 9-11 describe el 5º sello «Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la Palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuando, Señor, Santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?».

Estos son los mártires de la gran tribulación (no de la iglesia) Son los judíos del remanente fiel que ofrendarán sus vidas, antes que adorar a la bestia y recibir su marca. En Dn. cap.3 encontramos relatada la experiencia de los tres amigos de Daniel que fueron echados a un horno de fuego por rehusar adorar la imagen. Este episodio es una pequeña muestra de lo que deberá sufrir el pueblo de Israel durante la Gran Tribulación. En este 5º sello se ve que las almas separadas de sus cuerpos, son consciente, pueden hablar y clamar. Su ubicación bajo el altar, nos indica que son mártires de la nación de Israel ofrecidos en sacrificio. Debajo del altar donde quemaron los sacrificios en tiempo de la ley, había un pozo, dentro del cual derramaban la sangre de las víctimas.

El 6º sello que se menciona en Ap. 6: 12-17 habla de un gran terremoto. Esto nos indica la anarquía que estremecerá el mundo. Tremendos cambios físicos que causarán gran temor y que unirá a la humanidad en la primera oración colectiva que incluirá a todos los grandes de la tierra, a los pobres y a los ricos, pero será un grito de angustia sin respuesta.

«Los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado, ¿y quién podrá sostenerse en pie?»

El 7º sello lo encontramos en Ap. 8:1-5 y dice: «cuando abrió el 7º sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los 7 ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron 7 trompetas». La media hora de silencio en el cielo, es el preludio de algo terrible que está por suceder.

Ahora el libro de los 7 sellos se encuentra completamente abierto. Hay un silencio de muerte. Esa calma sepulcral es interrumpida por la presencia de un ángel que trae sobre la tierra más destrucción. Hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto. Dice en el verso dos: «Y vi a los 7 ángeles que estaban en pie ante Dios; y se le dieron 7 trompetas.

Comienza una nueva serie de juicios que serán anunciados al sonido de trompeta. Ap. 8:7 dice: «El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó toda la hierba verde». Esto será literal, como sucedió en Egipto en los días de Moisés.

Ap. 8: 8-9 «El 2º ángel tocó la trompeta, y una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre». La montaña puede simbolizar un gran reino, como en el caso de Is. 2. Y el mar puede representar a la humanidad, como en Ap.17:15.

En Ap. 8: 10-11 dice que al sonido de la 3ª trompeta, cae una gran estrella sobre la 3ª parte de las aguas, y éstas se hicieron amargas. Quizás un gran meteorito cayendo y esparciendo vapores venenosos en la explosión.

Ap.8:12-13 indica que con la 4ª trompeta las tinieblas envuelven la tierra, como fue en los días de Moisés.

El sonido de la 5ª trompeta, está precedido por un grito de ángel que anuncia lo terrible que será este juicio (Ap. 9:1-12). Parece ser que Satanás estará presente durante el tribunal de Cristo como el acusador de los hermanos. En Job cap.1 se aprecia que todavía tiene cierto acceso hasta la presencia de Dios, para acusar a los creyentes. Pero al final del tribunal de Cristo, será definitivamente expulsado del cielo, cayendo sobre la tierra (Ap.9:1) Cae una estrella y abrió el pozo del abismo.

En Lc. 10:18 dice el Señor que vio a Satanás caer del cielo como un rayo. Seguramente es una referencia a cuando Lucero pecó por 1ª vez, y cayó de la presencia de Dios. Pero es muy posible que también el Señor en su Omnisciencia se esté refiriendo a este acontecimiento de Ap. 9: 1. Cae del cielo y abre el pozo del abismo, dando lugar a un éxodo terrible de demonios que invaden la tierra.

Sus características se describen en Ap.9:6-10 «como caballos», son rápidos, «como caras humanas» inteligentes, «cabello de mujer», seductivos, «dientes como de león», destructivos, «colas como de escorpiones», mortales. Atacaran con gran poder destructivo y atormentarán a todos los moradores de la tierra.

El 6º ángel tocó la trompeta y fueron desatados 4 ángeles con un ejército de 200 millones, que destruirán la tercera parte de los hombres.

Con el sonido de la 7ª trompeta se hacen grandes anuncios (Ap. 11:15-19) pero en Ap. 16 verso 1, se puede apreciar que al sonido de esta última trompeta se inician los juicios de las 7 copas. Dice: «Oí una gran voz que decía desde el templo a los 7 ángeles: id y derramad sobre la tierra las copas de la ira de Dios».

Ap. 16: 2 el ángel derramó la 1ª copa sobre la tierra, que trajo una úlcera maligna y pestilente para los que tenían la marca de la bestia, como lo había dicho Dios en Ap. 14 versos 9 al 11 «Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero».

En Ap. 16: 3 encontramos la 2ª copa, el mar se convierte en sangre. Debe ser literal como en los días de Moisés, porque el mar tipificando a las naciones tiñéndose en sangre a causa de las guerras, corresponde a la 2ª trompeta de Ap. 8: 8-9.

En Ap. 16:4-6 se menciona la 3ª copa, los ríos y las reservaciones de agua se convierten en sangre. Igual al primer juicio contra Faraón. La justicia de Dios les dará a beber sangre a aquellos que rechazaron la sangre del Señor Jesucristo.

Ap. 16: 8-9 La 4ª copa, un gran calor sofocará a los hombres, como fue profetizado en Malaquías 4:1 «viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos». La situación será terrible debido al juicio anterior de convertir el agua en sangre. Pero dice en relación a esta 4ª copa en Ap. 16: 9 «Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria». En lugar de arrepentirse, blasfemaron contra Dios.

Ap. 16:10-11 La 5ª copa. El trono de la bestia es herido, su reino cubierto de tinieblas como fue profetizado en el libro de Joel. Una justa respuesta divina para el reino del anticristo, como sucedió contra Faraón cuando Dios envolvió en tinieblas todo su reino.

Ap. 16: 12. La 6ª copa. Se seca el río Eufrates, preparando el camino para los reyes del oriente. Secándose este río se facilita la invasión militar de los países orientales. El río Eufrates ha sido siempre una barrera natural para separar las naciones del oriente y del occidente.

En Ap. 16:17-21 y el cap. 18 tenemos la descripción de la 7ª copa «hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en 3 partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira».

Los hombres de ciencia desde hace algún tiempo están esperando el terremoto más grande de la historia. Este ocurrirá con el juicio de la 7ª copa. La ciudad que aquí se denomina Babilonia, creo, al igual que la interpretación oficial que hace la iglesia católica, que corresponde a Roma, la ciudad asentada sobre las 7 colinas y que corresponde a la capital del 4º y último imperio de los hombres sobre la tierra.

En Ap. cap.17 se describe la destrucción de Roma en su aspecto religioso, es decir, la destrucción de la Babilonia eclesiástica. El cap.18 nos habla de la caída de Babilonia en su destrucción social, económica y política.

La sucesión de los acontecimientos que se relata en Apocalipsis apoyada por muchos otros pasajes de las Escrituras, es como sigue: Primero, la iglesia es sacada del escenario del mundo y trasladada a las mansiones celestiales. Se comienzan a abrir los 7 sellos, siendo el 1º de ellos el arribo al poder mundial del anticristo. Luego vienen los juicios de las 7 trompetas, y culmina con los juicios de las 7 copas. Viene Cristo en gloria y gran poder, el mundo resiste su gobierno. Se desarrolla la guerra del Armagedón, donde obviamente Cristo es el gran vencedor. Sigue el juicio de las naciones. La bestia y el falso profeta son lanzados al lago de fuego y azufre. Satanás es atado por mil años. Y luego se inicia el reinado milenial de Cristo.

El Señor viene pronto a buscar Su iglesia, y Ud. ¿es de aquellos que se irán con Él? ¿O será de los que se queden atrás para condenación eterna? La puerta de la salvación se cerrará cuando Él venga. Si aún no ha pedido perdón al Señor, hágalo ahora que aún tiene la oportunidad de gozar de esa salvación eterna y gloriosa que el Señor ofrece gratuitamente. Amén, que así sea.


Por Jack Fleming
http://estudiosmaranatha.com/m​ensajes/mensaje76.html


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