Persistencia en la oración

Un consagrado predicador escocés llamado Juan Welsh solía arrodillarse junto a su cama y orar por los miembros de su iglesia antes de retirarse cada noche. Se dice que su esposa le decía: “Ven a la cama, Juan; hace demasiado frío.” Su respuesta era siempre la misma: “Pero querida, tengo que responder por las almas de tres personas y no se cómo les va a la mayoría de ellas.”

Es una cosa orar, pero otra diferente orar sin desmayar hasta recibir la respuesta la oración. Jesús enseñó a los discípulos una parábola sobre una viuda que no dejó a un juez en paz hasta que recibió lo que necesitaba. ¿La lección? Que las personas deben “orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1-8). Fácilmente él hubiera podido relatarles la experiencia de Daniel que oró por veintiún días antes de recibir del cielo una respuesta; respuesta que se demoró por una guerra espiritual en los lugares celestiales (Daniel 10:1–11:1).
¿Qué tal si Daniel hubiera dejado de orar a la semana? ¿Después de dos semanas? Con razón que Dios bendijo a Daniel con una comprensión de los misterios que no han sido revelados a nadie más. Si usted está orando y esperando una respuesta, ¡no deje de orar! La respuesta puede estar apenas a una oración de distancia.

¡La manera más segura de no recibir una respuesta a la oración es no orar!

Gracias una vez mas Angelita por tu aporte.

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