hECHOS 37. EL MINISTERIO DE PABLO. EL PRIMER VIAJE MISIONERO 4


HECHOS 14:1-7


1 Lo mismo sucedió en Iconio.[a] Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía y predicaron con tanto poder que un gran número de judíos y griegos se hicieron creyentes. 2 Sin embargo, algunos de los judíos rechazaron el mensaje de Dios y envenenaron la mente de los gentiles[b] en contra de Pablo y Bernabé; 3 pero los apóstoles se quedaron allí por mucho tiempo, predicando con valentía acerca de la gracia del Señor. Y el Señor demostraba que el mensaje era verdadero al darles poder para hacer señales milagrosas y maravillas; 4 pero la gente de la ciudad estaba dividida en cuanto a su opinión sobre ellos. Algunos estaban del lado de los judíos, y otros apoyaban a los apóstoles.

5 Entonces una turba de gentiles y judíos, junto con sus líderes, decidieron atacarlos y apedrearlos. 6Cuando los apóstoles se enteraron, huyeron a la región de Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y sus alrededores. 7 Y allí predicaron la Buena Noticia.

Este breve pasaje nos narra la siguiente etapa en el viaje misionero de Bernabé y Pablo, Iconio, situada en la actual Turquía. La pauta es similar a la de las visitas anteriores, comienzan yendo a la sinagoga, el auditorio se divide entre partidarios y opositores, los judíos soliviantan a la población en contra de los misioneros y, finalmente, estos han de abandonar la ciudad pero no sin antes haber establecido una comunidad de seguidores de Jesús.
Lo que ha captado mi atención es la anotación del escritor acerca del respaldo que el Señor daba al mensaje para hacerlo creíble. Según Lucas, el autor de Hechos, los milagros y señales que Dios llevaba a cabo por medio de Bernabé y Pablo tenían como finalidad dar credibilidad al mensaje. Dicho de otro modo, actuaban como una estructura de credibilidad para la buena nueva.
Eso me ha hecho pensar en qué puede dar credibilidad a mi mensaje hoy en día y, naturalmente, la respuesta no ha sido difícil de encontrar, lo único que hoy en día puede hacer creíble y verdadero el mensaje por mí predicado ha de ser mi vida, un estilo de vida que ilustra y es coherente -que no perfecto- con lo que proclamo.
El evangelio siempre ha necesitado probar su credibilidad. En muchos lugares, aún hoy en día, lo hace por medio de señales milagrosas. En todo lugar, incluso hoy en día, lo hace por la vida coherente de los seguidores de Jesús.
Un principio


El evangelio siempre necesita de estructuras de credibilidad.


Una pregunta


¿De qué modo mi vida hace creíble el evangelio?


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