HECHOS 42. EL MINISTERIO DE PABLO. EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO 2



HECHOS 16:1-10


1 Pablo fue primero a Derbe y luego a Listra, donde había un discípulo joven llamado Timoteo. Su madre era una creyente judía, pero su padre era griego. 2 Los creyentes[a] de Listra e Iconio tenían un buen concepto de Timoteo, 3 de modo que Pablo quiso que él los acompañara en el viaje. Por respeto a los judíos de la región, dispuso que Timoteo se circuncidara antes de salir, ya que todos sabían que su padre era griego. 4 Luego fueron de ciudad en ciudad enseñando a los creyentes a que siguieran las decisiones tomadas por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén. 5 Así que las iglesias se fortalecían en su fe y el número de creyentes crecía cada día.

Un llamado de Macedonia

6 Luego, Pablo y Silas viajaron por la región de Frigia y Galacia, porque el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia en ese tiempo. 7 Luego, al llegar a los límites con Misia, se dirigieron al norte, hacia la provincia de Bitinia,[b] pero de nuevo el Espíritu de Jesús no les permitió ir allí. 8 Así que siguieron su viaje por Misia hasta el puerto de Troas.

9 Esa noche Pablo tuvo una visión: Puesto de pie, un hombre de Macedonia —al norte de Grecia— le rogaba: «¡Ven aquí a Macedonia y ayúdanos!». 10 Entonces decidimos[c] salir de inmediato hacia Macedonia, después de haber llegado a la conclusión de que Dios nos llamaba a predicar la Buena Noticia allí.

Pablo, juntamente con Silas y un nuevo compañero de viaje, Timoteo emprenden el segundo de los viajes misioneros. Desde el principio se hace evidente la guía y presencia del Espíritu de Dios en todo el proceso. Primero, impidiendo que siguieran llevando el mensaje a la provincia romana de Asia. Segundo, guiándoles, por medio de una visión, a pasar a Europa y comenzar la expansión del mensaje de salvación por tierras europeas.
Si algo es patente y evidente a lo largo de todo lo que he leído hasta ahora en el libro de los Hechos es la guía del Espíritu de Dios en la propagación del evangelio. Desde el principio ha sido Él quien ha ido dirigiendo, en algunas ocasiones y forzando en otras, a los seguidores de Jesús a moverse hacia adelante y llevar las buenas noticias más allá de la zona de confianza y comodidad de la iglesia.
La enseñanza para mí es la importancia y necesidad de estar sensible para entender en qué dirección desea el Espíritu Santo que me mueva. El concepto es fácil de entender, la práctica es más difícil de llevarla a cabo porque implica la necesidad de desarrollar sensibilidad hacia la voz de Dios y eso, necesariamente, implica también pasar tiempo con Él y, a menudo, tenemos tiempo para todo excepto para Jesús.
Principio


Pasar tiempo con Jesús, aprender a discernir su voz y seguirla


Una pregunta


¿Qué porcentaje de tu tiempo diario lo dedicas a Jesús?


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