HECHOS 43. EL MINISTERIO DE PABLO. EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO 3

HECHOS 16:11-15

11 Subimos a bordo de un barco en Troas, navegamos directo a la isla de Samotracia y, al día siguiente, desembarcamos en Neápolis. 12 De allí llegamos a Filipos, una ciudad principal de ese distrito de Macedonia y una colonia romana. Y nos quedamos allí varios días.

13 El día de descanso nos alejamos un poco de la ciudad y fuimos a la orilla de un río, donde pensamos que la gente se reuniría para orar, y nos sentamos a hablar con unas mujeres que se habían congregado allí. 14 Una de ellas era Lidia, de la ciudad de Tiatira, una comerciante de tela púrpura muy costosa, quien adoraba a Dios. Mientras nos escuchaba, el Señor abrió su corazón y ella aceptó lo que Pablo decía. 15 Fue bautizada junto con otros miembros de su casa y nos invitó a que fuéramos sus huéspedes. «Si ustedes reconocen que soy una verdadera creyente en el Señor —dijo ella—, vengan a quedarse en mi casa». Y nos insistió hasta que aceptamos.

Lidia ha pasado a la historia como la primera persona en suelo europeo en convertirse en seguidora de Jesús. Así lo narra este pasaje que describe cómo Pablo comenzó su trabajo misionero en la colonia romana de Filipos.

Lo que llama mi atención, y confirma una vez más una de las verdades más importantes del libro de los Hechos, es que fue Dios quien movió el corazón de Lidia para aceptar el mensaje de salvación y convertirse en una seguidora de Jesús. Esto me da una gran paz, saber que únicamente el Señor puede cambiar el corazón de la gente y no depende de mi capacidad, elocuencia o preparación.

Un principio

Sólo Dios puede cambiar el corazón de las personas

Una pregunta

¿Qué personas hay a tu alrededor que necesitan ser cambiadas por Dios?


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