Hume, Reid y Las Señales de la Inteligencia

William Albert «Bill»Dembski  es un matemático, filósofo yteólogo estadounidense, proponente del diseño inteligente en oposición a lateoría de la evolución y la selección natural. Desde 1999 hasta 2005, fue unode los académicos de Baylor University, donde era objeto de constante atencióny varias controversias. Para el año académico 2005-2006, fue brevemente el»Carl F. H. Henry Professor of Theology and Science» en el seminarioSouthern Baptist Theological Seminary en Louisville, Kentucky, al igual que elprimer director del nuevo Centro para la Teología y la Ciencia del colegio(desde entonces ocupa el cargo el conocido creacionista Kurt Wise). Datos de Wikipedia.

Hume, Reid y Las Señales de laInteligencia
(Capítulo 32 de The Design Revolution)
William A. Dembski

¿No demolió David Hume no solo elargumento de diseño acerca de la existencia de Dios sino también toda clase deinferencia a diseño basado en rasgos del mundo  natural?

LA CRÍTICA DE DAVID HUME ALDISEÑO INTELIGENTE está grandemente  sobrevaluada.No obstante, su crítica, especialmente en las manos de sus discípulos  contemporáneos, ha sido altamenteefectiva  para callar la discusión sobrediseño. Aquí  quiero revisar la críticade Hume, indicar como los discípulos modernos la han actualizado  y después voy a describir la respuesta dada aHume por su contemporáneo Thomas Reid.
La respuesta de Reid, desde mipunto de vista, es decisiva. Deberían estudiarla más  filósofos. Hume no demolió el diseño. Reiddemolió a Hume.  La crítica al diseño deHume se encuentra en su Dialogues Concerning Natural Religion [Diálogos sobrela Religión Natural], publicada en1779, tres años después de su muerte. El  caso de Hume contra el diseño, a diferenciadel de Darwin, es puramente filosófico. Darwin  argumenta contra el diseño en suelo científicocuando afirma poner a disposición un mecanismo natural que podría dar cuenta dela aparición de diseño en la naturaleza. Hume, por otra parte, argumenta contrael diseño cuando afirma encontrar falencias lógicas en él.
Hume muestra correctamente quelos teólogos naturales británicos estaban vendiendo el  argumento dediseño a un mayor precio del que en realidad tenía.  De hecho, no hay una  cadena inferencial válida desde la aparienciade diseño en la naturaleza hasta el carácter  principal de la Biblia o incluso a algunaversión deísta más debilitada de este Dios de la Biblia. Hume argumenta queincluso si se  pudiera inferir undiseñador a partir de la  apariencia dediseño en la naturaleza, la  bondad detal diseñador, su sabiduría y su  pluralidad(es decir, si hay uno o muchos) no podrían inferirse.
Las inferencias de diseño basadasen las apariencias de diseño en la naturaleza son  necesariamente modestas. Hume no estaba soloal urgir esa modestia. Emmanuel Kant  argumentaque en el mejor de los casos el argumento de diseño podría inferir un diseñador responsable de los diseños dentro de lanaturaleza pero no un Dios creador responsable de  la naturaleza como tal (vea el capítulosiete). Incluso Tomás de Aquino admitió la  necesidad de modestia en el razonamiento dediseño. En su  Summa Contra Gentiles, Aquino escribió:

Por medio de su razón naturalel  hombre es capaz de llegar a algún  conocimiento de Dios. Al ver que las cosasnaturales corren su curso de  acuerdo aun orden fijo, y puesto que no puede haber orden sin una causa  de orden, los hombres, en su mayor parte,perciben a uno que ordena las cosas visibles. Pero quién o de qué clase puedeser esta causa de orden, o si no hay sino una, no puedeconcluirse de esta consideración general. Aquino no está haciendo aquí filosofíaprimera o metafísica. Simplemente está haciendo  notar que nuestra razón natural infiererápidamente alguna clase de “ordenador” o  “diseñador” detrás de la naturaleza. Aquinollama a este diseñador “Dios”, pero claramente está hablando de este diseñadormuy escuetamente: para Aquino, la naturaleza e incluso la pluralidad de esediseñador no podrían determinarse simplemente estudiando la naturaleza.

En su  Diálogos sobre la Religión Natural, sinembargo, Hume va más allá de eso cuando pide modestia en los argumentos dediseño. Ataca incluso la inferencia modesta a un diseñador no especificado. Sucrítica más importante es que, en el mejor de los casos, el diseño constituyeun argumento débil de analogía. Su otra gran crítica es que el diseño fracasacomo generalización inductiva. Las dos críticas yerran el blanco. Considereprimero la crítica de Hume al diseño como un argumento débil de analogía. Elproblema con los argumentos de analogía es que ellos son siempre tambiénargumentos de diferencia. De hecho, si no hubiera diferencia, no habríanecesidad de argumentar con analogía, porque en ese caso estaríamos tratandocon cosas que son idénticas y no meramente análogas (las cosas análogas en todoaspecto son idénticas).
Los argumentos de analogía dicenque dos cosas comparten alguna característica porque comparten otrascaracterísticas (lo que constituye la base de la analogía). Por ejemplo, considereun reloj y un organismo. Sabemos que el reloj fue diseñado. También sabemos querelojes y organismo comparten ciertas características (como interdependenciafuncional de las partes, adaptación de los medios hacia un fin, autopropulsión,etc.). Dadas estas características compartidas ¿es lícito concluir que losorganismos son diseñados? El problema es que relojes y organismos tambiéndivergen en algunas  características. Losrelojes están hechas de metal y vidrio, los organismos no. Los organismos sereparan a sí mismos, los relojes no. Por lo tanto, la pregunta del millón dedólares es si el diseño es una característica compartida de relojes yorganismos (como la interdependencia funcional de las partes) o uncaracterística divergente (como la auto-reparación). De acuerdo a Hume, simplementeno hay forma de determinar esto sobre la base de tal información analógica y dediferencias.
Aún así, hay una forma defortalecer el argumento de analogía, y esa es argumentando que lascaracterísticas compartidas por los objetos en cuestión, en nuestra experiencianunca han estado divorciados de las características en cuestión. Suponga quelos objetos en cuestión son relojes y organismos y que la característica encuestión es diseño. Si pudiera mostrarse que las características compartidaspor relojes y organismos –como interdependencia funcional de las partes,adaptación de medios a fines y autopropulsión- en nuestra experiencia siemprehan resultado del trabajo de una inteligencia diseñadora, entonces seríarazonable, como una generalización inductiva, concluir que los organismos, comolos relojes, son diseñados. Esquemáticamente el argumento se vería como sigue(P1, P2 y P3 son las premisas; C es la conclusión):
P1: Los relojes son diseñados.
P2: Los relojes y los organismosexhiben interdependencia funcional de las partes, adaptación de medios a fines,y así sucesivamente. P3: No hay una instancia conocida donde algo exhibainterdependencia funcional de las partes, adaptación de los medios a fines, yasi sucesivamente, y no sea diseñado.
C: Por lo tanto los organismostambién son diseñados.
Aunque reenmarcar el argumento dediseño como generalización inductiva lo convierte en un argumento de analogíaválido, esta reenmarcación va de cabeza a la segunda objeción de Hume. Hume ysu tradición rechazan tales generalizaciones inductivas. El problema es queesas generalizaciones inductivas se suponen basadas en la experiencia pasada. Ymientras tenemos experiencia pasada de que los relojes son diseñados, Humeafirmaría que no tenemos experiencia de que los organismos, o incluso ununiverso, sean diseñados. Los discípulos modernos de Hume están de acuerdo.Robert Pennock, por ejemplo, anota que las inferencias de diseño deben estar“basadas en tipos conocidos de procesos causales” (“The Wizards of ID”, IntelligentDesign Creationism [“Los magos del DI”, Creacionismo del Diseño Inteligente],MIT Press, 2001). Por lo tanto,  élafirma que las inferencias de diseño se vuelven más tenues a medida que losprocesos causales subyacentes se vuelven más desconocidos.
Cuando los arqueólogos señalanque  algo es un artefacto o sugieren posiblespropósitos para algún objeto  poco comúnque han desenterrado, lo pueden hacer de esta forma porque ya tienen algúnconocimiento de los procesos causales involucrados y tienen alguna idea delrango de propósitos que podría ser relevante. Se vuelve más difícil trabajarcon el concepto cuando se habla de inteligencia extraterrestre y más difícilaún cuando se considera la posibilidad de inteligencia animal o de una máquina.Pero una vez se intenta pasar de agentes y poderes naturales a sobrenaturales,como es el deseo de los creacionistas, el “diseño” pierde cualquier conexióncon la realidad como la conocemos o la podemos conocer científicamente.
Y para Pennock, como para toda lasociedad de partidarios de Hume en general, si no puede conocersecientíficamente, no puede conocerse en lo absoluto (Hume, después de todo,consignó la metafísica a las llamas). Wesley Elsberry y John Wilkins hacen elmismo punto esencialmente. Mantienen que hay “dos clases de diseño: la clasecomún basada en el conocimiento del comportamiento de los diseñadores, y undiseño ‘enrarecido’ basado en una inferencia de ignorancia tanto de las causasde posibles regularidades como  de lanaturaleza del diseñador” (vea “The Advantages of Theft over Toil: The DesignInference and Arguing from Ignorance” [“Las Ventajas del Hurto sobre el TrabajoDuro: La Inferencia de Diseño y la Argumentación de Ignorancia”] en Biology andPhilosophy [Biología y Filosofía], Vol. 16, 2001).
De acuerdo con esto, unainferencia de diseño que se lleva a cabo solamente con mirar ciertas característicasde un objeto sin saber nada sobre su historia causal no puede inferir diseño comúnsino solo diseño enrarecido. Para Elsberry y Wilkins diseño enrarecido quieredecir una atribución de diseño basada en la ausencia de alternativasnaturalistas que sirve entonces como tapa-huecos de la ignorancia. Talesobjeciones de Pennock, Elsberry y Wilkins son típicas de la tradición inductivade Hume. De acuerdo con ella, para saber que un objeto es diseñado, primerodebemos saber algo acerca del diseñador. Puesto que la tradición de Hume estáentregada al empirismo, lo primero es que necesitamos experiencia de  observación directa del diseñador o de uno comoeste (lo cual implica que el diseñador debe ser físicamente corpóreo). También debemossaber algo sobre las capacidades para producir diseño por parte del diseñador.Y finalmente, debemos saber algo sobre los propósitos y motivos del diseñadorpues ¿cómo más podríamos predecir si sería probable  que un diseñador produzca un diseño dado?
Como lo ponen Elsberry y Wilkins,el diseño dentro de la tradición inductiva de Hume es una “forma de regularidadcausal que puede aducirse para explicar la alta probabilidad de un efecto, yque depende de todo un conjunto de teorías de fondo y afirmaciones de conocimientosobre los diseñadores”.
Todas estas restricciones parainferir diseño, por supuesto, son muy convenientes para mantener a losdiseñadores sin aceptación en la bahía del naturalismo. De hecho, no hay formade que un diseñador trascendente ponga un pie en la puerta una  vez seacepta el marco de trabajo inductivo de Hume en el  razonamiento sobre diseño. Pero ¿por qué debieraaceptarse este marco de trabajo en principio? Este marco parece en su mismacara un ejercicio de defensa especial. Considere la búsqueda de inteligenciaextraterrestre (SETI [por sus siglas en inglés]). Si llegáramos a recibir unaseñal de radio del espacio exterior en la cual se representa una sucesión largade números primos (como en la película Contacto), sabríamos que estamostratando con una inteligencia; de hecho, los investigadores de SETI estaríanbaliando en las calles, el New York Times estaría anunciando el descubrimientocon bombos y platillos y los Premios Nóbel serían debidamente otorgados.
Pero ¿qué sabríamos exactamentede la inteligencia responsable  de laseñal? Suponga que todo lo obtenido fue la señal representado la sucesión  de primos. ¿Sabríamos algo acerca de lospropósitos y motivos de la inteligencia para enviar los números primos?
¿Sabríamos algo de la tecnologíaempleada?  ¿Sabríamos algo acerca de suapariencia física? ¿Sabríamos incluso que era físico? Nuestra evidencia dediseño en este caso sería completamente circunstancial. Estaríamos confrontadoscon un efecto pero seríamos incapaces de trazar su causa en el pasado. 
Considere un ejemplo más extremotodavía. Imagine un dispositivo que muestra ceros y unos del cual nuestra mejorciencia nos dice que esos bits son independientes e idénticamente distribuidoscon probabilidad uniforme (por lo tanto el dispositivo es una máquinaidealizada de lanzar monedas. Note que la mecánica cuántica ofrece taldispositivo en la forma de protones disparados a un filtro polarizante cuyoángulo de polarización es 45 grados con relación a la polarización de losfotones, la mitad de lo protones pasará a través del filtro, contando como“unos”; los otros no pasarán, contando como “ceros”). Ahora ¿qué pasa sicontrolamos toda interferencia física posible para este dispositivo y aún asíla cadena de bits de resultados del dispositivo produce un archivo de texto enespañol en código ASCII capaz de resolver problemas matemáticos impresionantes,explica la cura para el cáncer y describe tecnologías nunca  antes imaginadas? El resultado de este dispositivono solo es diseñado (y obviamente lo es) sino que excede toda diseño humano actual.Con todo, nuestra mejor ciencia no tiene forma de prescribir un relato causal de cómo se impartió este diseño.Por la lógica de Hume, deberíamos encogernos de hombros y decir “¡Vea pues, lanaturaleza es impresionante!”.
El hecho es que repetida yconfiablemente inferimos diseño sin saber las características del diseñador osin ser capaces de determinar lo que el diseñador posiblemente haga. Los seguidoresde Hume admiten esto en sus momentos de debilidad. Vea a Elliot Sober. Antes depermitir el diseño inteligente en la biología, él quiere conocer lascaracterísticas del diseñador, la evidencia independiente a favor de laexistencia del diseñador y qué clase de sistemas biológicos debiéramos esperarde dicho diseñador. De acuerdo con Sober, si el teórico de diseño no puedecontestar estas  preguntas entonces eldiseño inteligente no puede demostrarse y no es, por lo tanto, fructífero parala ciencia. Con todo, en un pie de página que merece ser parte de su textoprincipal, Sober admite: Para inferir al relojero a partir  del reloj, usted no necesita saber exactamentequé tiene el diseñador en mente; de hecho, usted ni siquiera tiene que saberque el reloj es un dispositivo para medir el tiempo.
Los arqueólogos algunas vecesdesentierran herramientas con función desconocida y aún así hacen lainferencia, razonablemente, de que esas cosas, en efecto, son  herramientas (“Testability”[“Demostrabilidad”], conferencia presidencial a la Asociación FilosóficaEstadounidense de 1999).
Puesto que Sober está casado conla tradición inductiva de Hume, él ve todo nuestro conocimiento del mundo comoextrapolación de la experiencia pasada. De este modo, para que el diseño seaexplicativo, debe ajustarse a nuestras preconcepciones; y si no lo hace, debecarecer de justificación empírica. Para Sober, predecir qué haría un diseñadorrequiere mirar primero a la experiencia pasada y determinar qué han hecho en realidadlos diseñadores en el pasado. Con todo, su comentario sobre los relojeros y losrelojes desmiente tal posición, pues admite que podríamos saber si los relojesfueron diseñados aun si no sabemos nada sobre los relojeros, y que podríamossaber si herramientas misteriosas fueron diseñadas aun si no sabemos nada sobrelos fabricantes o incluso si nada sabemos sobre la función precisa de lasherramientas. Dentro de la tradición inductiva de Hume, los diseñadores estánen el mismo saco de las  leyes naturales,con su poder de explicación ubicado en una extrapolación de la experienciapasada. Para estar seguros, los diseñadores, como las leyes naturales, puedencomportarse predeciblemente (los diseñadores a menudo instituyen políticas queotros diseñadores obedecen con sumisión). Con todo, a diferencia de las leyesnaturales, las cuales son universales y uniformes, los diseñadores son también innovadores.La innovación, la emergencia de la verdadera novedad, evade la predecibilidad.Se sigue, por lo tanto, que el diseño no puede sumergirse dentro del marco detrabajo de la inducción de Hume. Los diseñadores son inventores. No podemospredecir qué haría un inventor, excepto si nos convertimos en ese inventor.
Pero el problema cala másprofundo. No es solo que la inducción de Hume no pueda manejar laimpredecibilidad inherente en el diseño, sino que no puede dar cuenta de cómo reconocemosel diseño en primera instancia.  Sober,por ejemplo, considera infructuosa e indemostrable la hipótesis de diseño parala biología porque fracasa en conferir una probabilidad averiguable a las  proposiciones biológicamente interesantes.Pero tome un ejemplo diferente, digamos de arqueología, en el cual unahipótesis de diseño sobre ciertos aborígenes predice ciertos artefactos,como  las puntas de unas flechas. Talhipótesis de diseño sería demostrable, según el criterio de Sober, y entoncesaceptable para la ciencia.
Pero ¿qué clase de conocimientoarqueológico de fondo tuvo que ir en esa hipótesis de diseño para hacerlo unpredictor exitoso de las puntas de las flechas? Como mínimo necesitamosexperiencia pasada con puntas de flechas. Pero ¿cómo reconocimos que las puntasde las flechas en nuestra experiencia pasada eran diseñadas? ¿vimosefectivamente a humanos fabricando esas puntas de flechas?  Si es así ¿cómo reconocimos que esos humanosactuaban deliberadamente como agentes diseñadores y no estaban solo quitando pedazosaleatorios de roca? (La ebanistería  y laescultura implican diseño, pero cortar madera y quitar pedazos de roca, aunqueson realizados por agentes inteligentes, no). Como es evidente de esta línea derazonamiento, la inducción necesaria para reconocer el diseño no puede empezarnunca. Nuestra habilidad para reconocer diseño debe surgir, por lo tanto, independientementede la inducción y, de  este modo,independientemente del marco de trabajo inductivo de Hume.
Ese fue precisamente el punto deReid, y al hacerlo demolió de una vez por todas la inducción de Hume en cuantoaplicada al  diseño. En 1780, solo un añodespués de la publicación del  Diálogossobre la Religión Natural, Reid impartió una serie de conferencias sobreteología natural en Glasgow (reimpresas en Lectures on Natural Theology [Conferencias sobre Teología Natural], University Press of America,1981). En aquellas conferencias, Reid anotó Ningún hombre vio jamás a lasabiduría [léase “diseño” o “inteligencia”], y si él no [infiere sabiduría] apartir de las marcas de esta, no se puede hacer a ninguna conclusión respectode cualquier cosa relacionada con sus semejantes. ¿Cómo he de saber que algunoen esta audiencia tiene entendimiento?. Es sólo por los efectos de este en suconducta y comportamiento, y esto me lleva a suponer que tal comportamiento procedesólo del entendimiento. Pero dice Hume, a menos que usted lo sepa por laexperiencia, usted no sabe  nada de esto.Si este es el caso, nunca podré saber nada en lo absoluto. Con esto parece quequien sea que mantenga que no hay fuerza en el argumento de las causas finales [diseño],niega la existencia de cualquier ser inteligente excepto él mismo.
Él tiene la misma evidencia desabiduría e inteligencia en Dios que en un padre o hermano o amigo. Él infiereen ambas a partir de sus efectos, y estos efectos él los descubre tanto en launa como en la otra…. A partir de las marcas de inteligencia y sabiduría enlos efectos, una causa inteligente y sabia puede ser inferida.
De acuerdo con Reid, atribuimosdiseño como una inferencia a partir de las señales de inteligencia (o “a partirde las marcas de inteligencia y sabiduría en los efectos”, como él lo puso). Nonos adentramos en la mente de los diseñadores y de ahí para adelante atribuimosdiseño. Más bien, reconocemos su inteligencia al examinar los efectos de susacciones y determinar si esos efectos revelan señales de inteligencia. Deacuerdo con esto, cuando se propone atribuir diseño sobre la base de lainducción, ya se ha presupuesto la habilidad para identificar el diseñoindependientemente de la inducción. Tome por ejemplo a un antropólogo viendo aun isleño nativo moldear una piedra. ¿El nativo es un hacedor de puntas deflechas y por lo tanto un diseñador? Si nuestro antropólogo vio al nativorompiendo una piedra con una segunda roca ideal para moldear puntas de flechas,y el nativo observa todo el tiempo seriamente la piedra, esto en sí mismo noprobaría que el nativo estaba diseñando algo. El antropólogo, incluso, nosabría que la piedra golpeada es un objeto diseñado, mucho menos que es lapunta de una flecha, aun si el nativo, después de ver al antropólogo, empezaraa darle una conferencia en un español exquisito y claro sobre el antiguo artede hacer puntas de flechas. Si el antropólogo bajara la mirada durante laexquisita conferencia y se encontrara con que la piedra fue golpeada hastavolverse polvo llevado por el viento, de entre todas las cosas que elantropólogo pudiera concluir a partir del polvo aparentemente inútil, cabe queel nativo estuviera golpeando piedras solamente para aliviar una frustración.Si, por otra parte, el antropólogo bajara la mirada al final de laexquisita  conferencia del nativo y  se encontrara con una exquisita punta deflecha digna de un rey, esto, en vez del uso de palabras del nativo, demostraríaque el objeto producido en efecto era diseñado y que el nativo en efecto era unhacedor de puntas de flechas y por lo tanto un diseñador.
En resumidas cuentas, reconocemosla inteligencia por sus efectos, no percibiéndola directamente. Un ser humanoque musita continuamente la misma sílaba sin sentido no despliega inteligenciaalguna y no provee ninguna justificación para atribuir diseño. El razonamientode diseño es razonamiento del efecto a la causa: empieza con los efectos del mundofísico que exhiben señales claras de inteligencia y a partir de  esas señales infiere una causa inteligente.Ninguna de las dos principales críticas de Hume contra el diseño se sostiene.La inducción es el marco de trabajo completamente errado cuando se trata de cómoinferir diseño. Y el punto de Hume acerca de que las inferencias de diseñoinvolucran falsas analogías está mal concebido. Las señales de inteligencia queocurren en los artefactos humanos y en los sistemas biológicos no son solamenteanálogos. Son isomorfos, pues encontramos la misma y exacta forma decomplejidad especificada en cada uno.
La misma idea de que podríaexistir algo como una señal de inteligencia (más aún que pudiera dárseleprecisión analítica vía complejidad especificada) es anatema a la tradición inductivade Hume. Las señales de inteligencia, por su misma naturaleza, no están sometidasa la inducción de Hume. Más bien, como mostró Reid, aunque las señales de inteligenciapueden aprenderse y confirmarse  pormedio de la experiencia, nuestra habilidad para reconocerlas no se puedeoriginar en la experiencia. Esa habilidad es innata en nosotros como parte dela racionalidad  básica humana. Es, comoAlvin Plantinga lo pondría, parte de nuestra “función propia”. Hume y susseguidores ejercitan esa función propia día tras día, tal cual lo hacen todoslos demás. Lo que es nuevo con el movimiento contemporáneo de diseñointeligente es que  este le da precisiónanalítica a nuestro entendimiento de aquellas señales de inteligencia. Dentrode la teoría del diseño inteligente, las señales de inteligencia se hacenefectivas en la forma de complejidad especificada, la que sirve como unaherramienta analítica para  aseverarcientíficamente si el diseño está presente en varios fenómenos en realidad.

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