La insensatez de la incredulidad

     La declaración y el desafío central de la apologética cristiana se expresa en la pregunta retórica de      Pablo: “¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” (1ª Corintios 1:20). Los ataques críticos que    se dirigen contra la fe cristiana en el mundo del pensamiento no pueden enfrentarse con respuestas  poco sistemáticas ni apelando a las emociones. A la larga, el creyente debe responder a la arremetida  del no creyente atacando la posición del incrédulo en sus fundamentos. El cristiano no puede ni debe  construir por siempre y de manera defensiva respuestas simplistas a la interminable variedad de  críticas presentadas por la incredulidad. Debe tomar la ofensiva y demostrar al no creyente que NO  tiene un punto inteligible donde posarse, porque no es consistente y no tiene ni una justificación para  su discurso, argumentación o prédica. La seudo sabiduría del mundo debe ser reducida a insensatez, en  cuyo caso ni una de las críticas del no creyente tiene fuerza ni validez alguna.

Bíblicamente hablando qué es insensato e insensatez.

Insensato en la Biblia no es alguien de mente estrecha o un ignorante. Puede ser muy educado y sofisticado según la sociedad, pero es necio porque ha abandonado voluntariamente la fuente de la verdadera sabiduría para confiar en su propio intelecto, supuestamente autosuficiente, por lo tanto:

Prov. 15:5 No puede ser enseñado.
Prov. 12:15 y 28:26 Piensa de si mismo como alguien intelectualmente autónomo, y auto referente.
Prov. 17:10 No piensa en cuanto a si mismo que esté equivocado.

Prov. 14:16 y 29:11 Juzga las cosas de acuerdo a sus propios estándares preestablecidos de verdad y justicia, y así a la larga resulta que sus propios pensamientos terminan siendo correctos. El necio está seguro de que puede confiar en su propia autoridad racional y en su examen intelectual.

En la realidad este ser humano es torpe, terco, obstinado y tonto. Profesa ser sabio en si mismo, pero cuando abre su boca, a la luz de la Escritura, es un necio.

Prov. 17:28 Si calla puede pasar por sabio.
Prov. 13:23 Si habla se descubre como necio.
Prov. 15:14 Se deleita es escuchar necedades.
Prov. 15:2 Se deleita en hablar sandeces
Prov. 26:11 Repite su necedad

El necio está tan enamorado de su necedad y tan dedicado a la preservación y propagación de ésta que la escritura es muy enfática en hacer el siguiente paralelo:

Prov. 17:12 “Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad”

Prov. 13:19 No se apartará del mal.
Prov. Prov. 10:18 y 19:1 Su discurso culto no revela nada excepto sus labios perversos y mentirosos.
Prov. 18:7 Puede hablar de manera orgullosa pero está en destrucción y atrapado.
Salmo 5:5 Son despreciados por Dios.

¿Cómo un hombre llaga a ser necio, auto engañado y autónomo?

Prov. 1:7 Despreciando a Dios.
Prov. 10:8 Despreciando los mandamientos.
Salmo 74:22 y Job 1:20-22 y 2:9-10 Atreviéndose a reprochar y maldecir a Dios.

¿Y cuál es la consecuencia?

Romanos 1:18-32 Es entregado a su propia inmundicia.

Al rechazar a Dios y su ley el necio respeta su propia palabra y ley, se vuelve auto-nomo (Auto: propia, Nomo: ley)

El necio vive en ignorancia de Dios, pues en su corazón (del cual manan los asuntos cruciales de la vida, Prov. 4:23) dice que no hay Dios (Salmo 14:1).
Vive y razona de una manera atea como si él mismo fuera su propio señor, con la visión atada a si mismo y al mundo que eligió en vez de vivir de una manera espiritual con la vista en Dios y su gloria. Sirve a la criatura (a la autoridad de su propia mente) en lugar de servir al Creador (Rom. 1:25).

El hombre que escuchando la Palabra de Dios y aun así decide edificar su vida sobre el rechazo a aquella revelación es un necio (Mat. 7:26), y el hombre que reprime la revelación general de Dios, la creación, también es descrito como un tonto (Rom. 1:18).

Queda claro, entonces, que un necio es uno que no hace de Dios y Su Revelación el punto de partida, la presuposición, de su pensamiento. Los insensatos desprecian la predicación de la cruz, rehúsan voluntariamente conocer a Dios, y no pueden ni quieren recibir su Palabra. El hombre auto-proclamado AUTÓNOMO, el no creyente no se someterá a la Palabra ni edificará su pensamiento y vida en ella. Por lo que la incredulidad e ignorancia de la voluntad de Dios producirán insensatez.

Como resultado, el necio no puede encontrar la sabiduría; de manera vanidosa piensa que se puede obtener o disponer de ella de manera fácil. Al gloriarse en el hombre el pensamiento del necio se hace inútil y vergonzoso, su corazón se entenebrece y su mente se llena de vanidad. Sus labios no tienen real ciencia, de hecho aborrece el conocimiento.

El no creyente que critica la fe Cristiana es este tonto y necio que hemos estado describiendo antes. Al responderle al necio el apologista cristiano debe tener como meta demostrar que la incredulidad es, a fin de cuentas, destructiva para todo el conocimiento. Al necio se le debe demostrar que su autonomía es hostil al conocimiento y que Dios enloquece la sabiduría del mundo.

La Fe proviene de Dios

Efesios 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”

La fuente absoluta, la piedra de fundamento y la que emite su última palabra para todo el pensamiento y el conocimiento aceptable es la Escritura. He aquí nuestra presuposición primera y última: Dios tiene la razón, todo el tiempo.

¿Por qué asumimos esto?

Porque Dios mismo nos lo ha dicho.
Juan 8:31-32 “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

2 Timoteo 3:14-17 “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Efesios 2:19-20 “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo…”.

2 Tesalonicenses 2:15 “Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.”

O sea el creyente acepta que la Escritura es la fuente primaria y última de la verdad, el principio del real conocimiento porque esa es la posición escritural. Escoger un principio, una fuente distinta a la Palabra de Dios no representa ninguna salvación. El hombre sin Dios siempre adopta la lógica como su fuente de conocimiento y paradójicamente lo hace sobre la base de que es lógico hacerlo, y esta lógica lo llevará por distintos caminos de búsqueda hasta que encuentre uno que le parezca lógico seguir.

En otro sentido creer que la Escritura es la fuente primaria del verdadero conocimiento no es un movimiento circular porque yo no acepto la Escritura porque decido aceptarla. Más bien acepto la Escritura como resultado del don misericordioso de la fe por parte de Dios hacia mí – es una acción del Espíritu Santo. Por esta acción soy rescatado de todos los fundamentos necios. No confío en mí mismo, sino que confío en Dios.

El necio debe depender de su propia habilidad para razonar, depender de su lógica a la hora de buscar “la verdad”, la cual es sin Dios, pecaminosa y defectuosa.

Dios nos dice respecto del hombre necio:

Juan 3:19-21 “Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”

1 Timoteo 6:3-5 “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia.”

¿Por qué creemos que el hinduismo (o cualquier otra religión aparte del Cristianismo bíblico) es falso? No porque sea lógicamente contradictoria. Bien puede que lo sea, pero la lógica no es nuestro principio de cognición. Creemos que el hinduismo es falso porque es bíblicamente contradictorio. Contradice la misma Palabras de Dios, y de este modo podemos saber, con seguridad, de que es falso.

La lógica puede jugar su papel en demostrarle a una mente bien entrenada que, sobre la base de la razón, el Cristianismo parecerá más razonable. Pero no puede comprobar el Cristianismo como camino salvífico. Esa es la labor del Espíritu Santo.


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