HECHOS 70. EL MINISTERIO DE PABLO.SU ENCARCELAMIENTO Y EL VIAJE A ROMA 12


HECHOS 28:1-10

1 Una vez a salvo en la costa, nos enteramos de que estábamos en la isla de Malta. 2 La gente de la isla fue muy amable con nosotros. Hacía frío y llovía, entonces encendieron una fogata en la orilla para recibirnos.

3 Mientras Pablo juntaba una brazada de leña y la echaba en el fuego, una serpiente venenosa que huía del calor lo mordió en la mano. 4 Los habitantes de la isla, al ver la serpiente colgando de su mano, se decían unos a otros: «¡Sin duda este es un asesino! Aunque se salvó del mar, la justicia no le permitirá vivir»; 5 pero Pablo se sacudió la serpiente en el fuego y no sufrió ningún daño. 6 La gente esperaba que él se hinchara o que cayera muerto de repente; pero después de esperar y esperar y ver que estaba ileso, cambiaron de opinión y llegaron a la conclusión de que Pablo era un dios.

7 Cerca de la costa adonde llegamos, había una propiedad que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Él nos recibió y nos atendió con amabilidad por tres días. 8 Dio la casualidad de que el padre de Publio estaba enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró por él, puso sus manos sobre él y lo sanó. 9 Entonces todos los demás enfermos de la isla también vinieron y fueron sanados. 10 Como resultado, nos colmaron de honores y, cuando llegó el tiempo de partir, la gente nos proveyó de todo lo que necesitaríamos para el viaje.

El naufragio les llevó hasta las costa de la actual isla de Malta. Todo indica que allí fueron bien tratados por los isleños que les ayudaron en todo lo que estuvo a su alcance. Pablo tuvo la oportunidad de hacer el bien a muchos de los habitantes del lugar.
Este es para mí el punto de enseñanza hoy, continuar haciendo el bien. Hacer el bien aún cuando las fuerzas físicas, emociones, intelectuales y espirituales de uno no acompañan. Hacer el bien cuando uno tiene tantos problemas y cargas que, a duras penas, puede concentrarse en las suyas y no parece quedar lugar para ministrar las de otros.
Creo que es el reto para mi vida y la de cualquier seguidor de Jesús, gente que nos caractericemos por nuestra búsqueda del bien de otro en todo momento, incluso cuando las fuerzas fallan y no acompañan.
Un principio

No cansarnos de hacer el bien.

Una pregunta

¿Quién a tu alrededor, a pesar de tu legítimo cansancio, precisa de que le hagas bien?


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