1 PEDRO 2:9-10
9 Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa,[e] un pueblo adquirido por Dios.[f] Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios,[g] el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa. 10 Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes Dios no les tenía compasión, pero ahora les tiene compasión.[h
En estos dos sencillos versículos, como en tantos otros lugares de la Biblia, se habla de dos cosas importantes, nuestra identidad -quiénes somos- y nuestro propósito -para qué existimos-. Estos versículos son descriptivos pero no exhaustivos. Es decir, no nos dicen todo acerca de nuestra identidad como seguidores de Jesús, únicamente nos ayudan a entender una vertiente más de esa polifacética realidad. Del mismo modo, no nos indican de forma total el propósito que como seguidores del Maestro tenemos.
En cuanto a la identidad se nos indica que somos familia, pueblo y sacerdocio. Familia y pueblo nos hablan de pertenencia, mientras que sacerdocio, de lo cual ya hablé ayer, nos habla acerca de función.
En cuanto a nuestro propósito se nos dice que debemos proclamar las obras maravillosas de Dios. Sin duda, una de las cuales es el hecho de que hemos sido llamados de las tinieblas a la luz, hemos experimentado la compasión de Dios y hemos sido hechos parte de su pueblo.
Un principio
La necesidad de tener presente la identidad y el propósito.
Una pregunta
¿Cómo afectan o deberían de afectar ambos tu vida cotidiana?
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