AFERRADOS EN CRISTO



por R.M. McCheyne

«Dije a los guardas que rondan la ciudad: ¿Habéis visto al que ama mi alma? Pasando de ellos un poco hallé luego al que mi alma ama.; trabé de é1 y no lo dejé hasta que lo meti en casa de mi madre y en la cámara de la que me engendro» (Cantar de los Cantares 3:3-4).
¿Habéis hallado al que ama vuestra alma? ¿ Habéis visto hoy su belleza, habéis oído su voz, creído su testimonio, os habéis sentado a su sombra disfrutando de su compañía? Entonces trabad de É1 y no lo dejéis marchar.
I. LOS MOTIVOS.
1. Porque en Él se halla la paz. – «Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios». No paz con nosotros mismos, no paz con el mundo, no con el pecado ni con Satanás, sino paz con Dios. La verdadera paz con Dios sólo se halla creyendo, manteniéndose cerca de Cristo. Si le dejáis marchar, perderéis vuestra justicia con É1, porque éste es su nombre. O s hallaréis sin justicia, sin escudo ni refugio que os defienda de la ira que vendrá, sin camino que os conduzca al Padre. La ley volverá a condenaros, la ira de Dios se volverá contra vosotros, volverán a asediaron los temores y los espantos de conciencia. Por tanto, trabad de É1 y no le dejéis. Dondequiera que vayáis no dejéis marchar a Cristo, porque «É1 es nuestra paz». No radica nuestra paz en nuestros conocimientos, ni sentimientos, sino tan sólo en É1.
2. Porque de Él dimana la santidad. – No existe verdadera santidad, sino brota de É1. De un Cristo vivo procede la santidad de todos sus miembros. E n la medida en que nos acogemos a trabarnos de Él poda fe y no le dejamos, en la misma medida tenemos asegurada nuestra santidad. É1 ha sido ungido y se le ha constituido como Guardador para guardarnos sin caída. Nos ama demasiado para permitir que caigamos bajo la tiranía del pecado otra vez. Su palabra está comprometida: «Derramaré mi Espíritu en vosotros». Su honor queda empañado si alguno de los que acuden a Él se permite vivir en pecado. Si le dejáis marchar, caeréis en el pecado. Carecéis de poder, no disponéis de gracia, ni tenéis fortaleza para resistir a vuestros miles de enemigos, ni promesas de que los venceréis sino es en Cristo. «Si Cristo está con vosotros, ¿quién contra vosotros?» Pero si vosotros permitís que É1 no quede con vosotros, ¿qué será de vosotros?
3. Porque la esperanza de la gloria se halla en ÉL – Nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios. Si habéis hallado a Cristo, en Él habéis encontrado el camino de la gloria. Unos pocos pasos más -podéis decir- y os encontraréis para siempre con el Señor. » Yo seré librado de las penas y tristezas, librado del pecado y de toda flaqueza, librado de todos los enemigos. En la medida en que trabe de Cristo, en la misma medida veré abierto el camino hacia el día de juicio, abierto el camino hacia la gloria». » Hazme guiado según tu consejo y después me recibirás en gloria.» Esta esperanza inundará tu alma de gozo y de deseos de ser llevado al mundo nuevo, al cielo aparejado para los santos. Pero si Cristo marcha, juntamente con Él desaparecerá todo. Si Cristo se va, si lo dejas ir, ¿en qué situación y de qué forma morirás? E1 sepulcro se halla rodeado de amenazadoras nubes. Si no mantienes a Cristo contigo, ¿cómo te presentarás al juicio, dónde aparecerás tú?




Fragmentos del mensaje «Aferrados en Cristo»
http://www.iglesiareformada.com/McCheyne_Aferrados_en_Cristo.html

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.