Pureza Sexual … CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS DE LA LUJURIA SEXUAL

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.  Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, y decían: ¡Es un fantasma! Y de miedo, se pusieron a gritar.  Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo, soy yo; no temáis.  Respondiéndole Pedro, dijo: Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre las aguas.  Y El dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.  Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!  Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?  Mateo 14:25-31

Hay tempestades y hay tempestades.  Tempestades que nos hemos buscado, al lanzarnos al mar amenazante de la vida cuando menos debíamos, cuando muchos nos dijeron que no lo hiciéramos, cuando la voz interior de nuestra consciencia nos dijo que nos detuviéramos.  Son esas tempestades que nos sedujeron, porque mediante ellas se ofrecían placeres que no pudimos resistir.

Hay otras tempestades que nos llegan porque tienen que venir.  Porque Dios las envía para que aprendamos a luchar contra ellas y a confiar en Él.  Tempestades que arrecian nuestra carácter y fortalecen nuestra fe.

Son las tempestades que nos enseñan a creer cuando el incrédulo escapa de la barca diciendo que todo está perdido; cuando el oleaje se levanta amenazante para hacernos sosobrar; cuando los vientos nos hacen dudar de si volveremos al puerto seguro, o moriremos encallados en el fondo del arrecife.  Estas son las tormentas que Dios nos regala para avivar nuestro recuerdo de cuánto dependemos de Él para poder sobrevivir.

Y en aquella cuarta vigilia de la noche, la mayor oscuridad se posó sobre aquella barca que surcaba solitaria en la inmensidad del mar.  Sí, sabemos también de esas oscuridades.  Oscuridades que vienen a cubrir toda nuestra vida con el manto del desánimo, la frustración y la duda.

Es la oscuridad que muchas veces procuramos cuando nos abrazamos al pecado y luego nos lamentamos.  Es la ocuridad solitaria cuando cedimos a la tentación y nos sentimos abatidos y derrotados.  Es la ocuridad de la impureza que nos manchó toda la pureza que Dios nos había regalado para que la cuidásemos.

Pero la historia de esta barca, de estos discípulos y de esta tempestad nos recuerda hoy un mensaje de esperanza:  En la más profunda oscuridad, Cristo llegará a mostrar Su Poder en nuestra vida.  El  llegará a encontrarse con nosotros como sea.  No dudes, porque El llegará.

No tengas miedo, si lo ves que viene hacia tu barca caminando sobre las aguas.  Porque El se especializa en caminar sobre toda tempestad y sobre todo problema.  Porque caminar sobre el recio oleaje habla de un Dios que tiene señorío sobre todos nuestros problemas, no importa cuán difíciles sean.  Así que si lo ves caminando sobre las aguas, ¡anímate!  Dios ha llegado para señorear sobre tu tempestad.

Entonces, deberás someter todos tus temores a la obediencia.  Sí, los temores que te dicen que Cristo no llegará hasta tu barca y que lo que ves es sólo es un espejismo.  Acalla tus gritos de miedo, porque si no lo haces, no podrás escuchar la voz de Jesús.  Porque su voz se levanta como un faro en medio de la tormenta para decirte que tengas ánimo, que no temas, que es El quien te habla.  Pero muchos de nosotros necesitaremos más seguridades.

Necesitaremos que la Palabra de Dios nos demuestre lo que El quiere hacer en nuestras vidas en medio de la tormenta.  Entonces, nuestra boca se abrirá para decir las mismas palabras que dijo Pedro en aquel momento de oscuridad:  “Señor, si eres tu…”   ¿Te atreverás a pedirle a Cristo un milagro extraordinario que te acerque a El en medio de la tormenta?  Yo quiero creer que sí, que tu boca se abre para pedirle a Dios por tu milagro.

Entonces, verás que Cristo te imparte de Su poder para levantarte y permitirte caminar sobre las tempestades de tu vida.  Sí, tú también estás destinado a caminar sobre las aguas tempestuosas y llegar a donde Jesús te espera.

Por eso es que hoy, veo en ti la posibilidad de caminar en lo sobrenatural.  No importa si la oscuridad de la impureza te hizo sosobrar en mil ocasiones pasadas, hoy vencerás durante aquella cuarta vigilia, cuando te encuentres, cara a cara, con el Lucero de la Mañana.

Sí, abre la boca y dile: “Señor, si eres tú, enuncia las palabras para que toda impureza se vaya de mi vida.  Señor, si eres tú permíteme caminar sobre las aguas de la lujuria sexual, esas que tantas veces me hicieron sosobrar.”

Y si tu humanidad te hace dudar, si las ráfagas de viento te hacen tambalear, si lo fuerte de las olas te hacen desviar la mirada de Cristo, no temas.  El estará listo para extender Su mano y agarrarte.  Porque algo te aseguro: El no te dejará morir ahogado en medio de la tempestad.

Y con la fe renovada, con la confianza fortalecida, entenderemos que esta bendita Palabra siempre nos mantendrá a flote.  Acude a ella en tus momentos más difíciles.  Acude a ella, como quien se aferra a un salvavidas en medio del mar enbravecido, cuando las olas quieren tragarse tu embarcación.  Acude a ella cuando se te halla olvidado quién es El, o quién eres tú.

Porque le servimos a un Dios que domina toda tormenta, hasta la más implacable.  Porque somos herederos de su autoridad.  Nunca lo olvides:  El caminó sobre las aguas tempestuosas para que tú tuvieras la confianza de hacerlo.  Camina hoy sobre las aguas en confianza.  Dios te dice que sí puedes.

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!




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