Una alianza que no tiene fin



 Dios va a establecer una alianza contigo que no tiene fin. “Yo haré con vosotros un pacto eterno.” Yo verdaderamente recuerdo cómo esto me atrajo hacia Cristo. Cuando vi que su gracia era eterna, deseaba gozarla. Si alguna vez llegaba al Señor Jesús, nunca dejaría que me alejara de Él; esto creaba en mí un vehemente deseo de Él. “Una vez en Cristo, en Cristo para siempre;Nada puede separarnos de Su amor.” 


 La eternidad de la misericordia es un ingrediente esencial para hacerla de mucho valor. No me interesaría predicarles un evangelio que fuera sin valor y de carácter temporal, que trajera esperanza por una corta temporada; pero me gozo en proclamar el pacto eterno de mi Señor. Ven, pobre pecador, ven a Jesús, y tendrás vida eterna. 


 No te estamos ofreciendo un boleto para la mitad del camino de aquí al cielo; sino un boleto hasta tu destino final, un boleto sin regreso. Si te subes a este tren del pacto, va a llegar a su destino sin sufrir desperfectos. Entrégate al Señor, para ser suyo para siempre, y Él hará contigo un pacto eterno. 


 “Oh,” dices, “¿pero qué pasa si vengo a Dios, y confío en Él, y sin embargo no ocurren estas cosas?” No pueden fallar, pues Él las llama “las fieles misericordias demostradas a David.” Si crees en Jesús, tú estás perdonado ahora. Tan ciertamente como Dios es Dios, si vienes a Él por medio de Cristo Jesús tú eres salvo, no solamente por un tiempo, sino por la eternidad. El pacto es ordenado en todas las cosas y seguro. Dios ha dicho: “Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé.” “¡Oh, la misericordia de Dios en esto!”

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 Extracto del Sermón “El propio llamado de Dios en el Evangelio” (God´s Own Gospel Call), basado en Isaias 55:3, por C.H. Spurgeon.


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