Israel fue castigado por rechazar a Jesús / No seas tozudo como ellos, Dios te ama y te quiere salvar

Abraham fue llamado por Dios y él respondió con fe. Dios lo bendijo y le dio muchas promesas. Él no era Judío, sino asirio, pero Dios le hizo padre de una nueva nación.

Hebreos 11:8-10
“Por LA FE Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por LA FE habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”.

¿Por qué le dio Dios a Abraham la promesa de bendecirlo y hacerlo una gran nación? ¿Fue porque era bueno o hacía buenas obras? No, Abraham tenía varios defectos (pecados) entre ellos la falta de honestidad. Pero Dios valora LA FE sobre todas las demás cosas, pues Dios es Señor y Soberano y el hombre menos que una insignificante pulga a su lado. Dios castigó a su mismo pueblo escogido porque rechazaron a quien Él mando para salvarlos: A su amado Hijo. La Fe tiene que estar puesta en Cristo, no en un dios cualquiera, porque la Biblia dice:

Hechos de los Apóstoles 4:12
“Y no hay otro nombre, bajo el cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos”.

Por lo tanto no hay ningún otro dios que pueda salvar al hombre.

Juan 14:6
“Yo soy el Camino . . .nadie viene al Padre sino por mi”.

Hebreos 10 nos habla muy claro sobre este pecado de rechazar a Cristo, el único pecado que finalmente nos manda al castigo eterno.

10:26-31
“Porque si pecáremos voluntariamente, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuerfo que ha de devorar a los ADVERSARIOS.
El viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”.

Es algo tan serio el rechazar al Hijo de Dios que no hay la más mínima misericordia para el que tal haga, sino caer en las manos del Dios vivo el cual les dará el pago. No quisiera yo estar en esa posición. Los judíos y su templo fueron destruidos por Dios en el primer siglo por rechazar a Jesús, su Mesías. Solo los creyentes fueron avisados para que salieran de Jerusalen y salvar sus vidas,

Mateo 24 y Lucas 21 dicen:
“Pero cuando vieréis a Jerusalen rodeada de ejercitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, vayanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución (venganza), para que se cumplan todas las cosas que están escritas”.

Esto sucedió literalmente en el siglo 1º, pero los cristianos judíos se salvaron de la destrucción, cumpliendose así las palabras de Jesús.

Dios tiene mucha paciencia, y sigue esperando que la gente se arrepienta. Pero Dios tiene sus planes y dispensaciones. Ahora estamos en la dispensación de la gracia de Dios, y todavía hay tiempo de recibir Su gracia y Su favor, pero cuando termine esa dispensación y por lo tanto la oportunidad de arrepentirse, ya no habrá más tiempo, aunque se procure. Eso nos lo dice la parábola de la Diez vírgenes en Mateo 25.

“He aquí ahora el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2b).

Por otra parte, Jesús dice: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).

Muchos tienen temor pensando que si van a Jesús para salvación, sus vidas van a ser tristes y aburridas. Piensan que no van a poder vivir sin sus pecados, y que se van a perder algo. Esos pensamientos son los que les traen el enemigo, Satanás.

Satanás es el engañador y de esa forma controla a la gente. Es un mentiroso y padre de mentiras. El quiere engañar a los perdidos con estas cosas, mintiéndoles. Así es como mantiene a la gente esclavizada con los vicios, y piensan que no pueden vivir sin ellos. Pero cuando naces de nuevo en Cristo, recibes una nueva naturaleza, la cual está contenta y feliz teniendo a Cristo en el corazón, y no necesitas ni quieres seguir viviendo en pecado. De hecho, el pecado te molesta.

La vida con Cristo es mucho mejor. Dios te bendice y te da una felicidad que no se puede conseguir con ningún vicio. Te llena de paz, lo cual vale mucho más que todos los placeres engañosos del mundo. No solo te da paz, sino que te da una familia inmensa, te provee todas tus necesidades, y te da un gozo increíble con las cosas más insignificantes.
Muchos millonarios que lo tienen todo materialmente no encuentran satisfacción en nada. Tienen todos los vicios habidos y por haber, pero no tienen paz ni contentamiento con lo que tienen. Siempre andan buscando más y más porque nada les satisface. ¿Por qué será?

La paz y el contentamiento solo vienen de Dios, en Cristo. Viene de saber que Dios te ha perdonado; que te ha recibido como hijo; que te ama; y que es tu Padre y que siempre te va a cuidar. Esto vale mucho más que todos los placeres temporales que el mundo puede ofrecer, porque en el fondo, el que vive en pecado no tiene paz. Sabe que hace mal y necesita las drogas para calmar su conciencia.

Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna”.

Santa Biblia, vs. Reina Valera


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