«Y Moisés hizo una serpiente ardiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía» Números 21:9
Una vez más el pueblo de israel se «desanimó» y comenzó a murmurar contra Dios, al punto que Dios envió serpientes que comenzaron a matar a muchos de los hijos de Israel.
¿Por qué Dios no ordenó simplemente que las serpientes se fueran? ¿Por qué le ordenó a Moisés que levantara una estatua de una serpiente? ¿Por qué una serpiente? ¿Por qué de bronce?
Son muchas preguntas y seguramente no podré contestar a algunas sin investigar en diccionarios, libros, comentarios bíblicos, etc.
Lo que si se es que esta situación era una sombra de un suceso asombroso que iba a ocurrir siglos después, así cómo los israelitas, nosotros estamos muriendo pero a causa de nuestros pecados…
«Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.» Juan 3:14-15
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