Estamos en el mismo bando que los ateos


 El vídeo que os comparte ocurrió durante una convención atea en Australia. Frente a esta convención un grupo de musulmanes protestó con pancartas con mensajes como:

 -El ateísmo es el cáncer, el Islam la solución.
-Gritos de «¡Arde en el infierno!».
-¿Arrepentirse a quien?. ¡a Alá!.
-El Corán es el Testamento final, la única religión monoteista.

 Mientras que los ateos, haciendo gala de un extraordinario sentido del humor respondían cosas como:

 -¿Dónde están las mujeres? (ya que no había ninguna entre los manifestantes musulmanes).
-¡ZZ top!.
-Cantando: «Always look on the bright side of life» (de la escena final de «La vida de Brian»).

Más allá de la anécdota y sin ánimo de culpar a todo un colectivo por lo que unos pocos han hecho creo que se está manifestando ya la guerra entre dos cosmovisiones, la musulmana y la de Occidente, plural.

Me preocupa que algunos grupos cristianos opten por la misma actitud que los musulmanes: confrontación, renunciando al diálogo y enterrando la amabilidad y el respeto. Me preocupa que algunos musulmanes, al menos los más visibles, opten por estos métodos, abriendo aun más la brecha entre dos culturas. Me preocupa que el relativismo escéptico meta en el mismo saco a musulmanes y a cristianos.

Y me preocupa que los cristianos no seamos capaces de iniciar un diálogo capaz de compartir temas y puntos de vista clave para que nuestra sociedad no se desmorone, sino que siga adelante:

-libertad religiosa y el derecho inalienable de profesar cualquier fe, filosofía, ideología, o la ausencia de las dos primeras (ya que el relativismo no es la ausencia de ideología, sino una ideología en sí, no existe como tal la ideología neutra).
-que la tolerancia no se basa en dar primacía al credo relativista, derribando todas las demás cosmovisiones, sino aprendiendo a respetar desde la diferencia.
-que podamos ver a la persona, más allá de su credo.
-que cada cosmovisión, por opuesta que sea, pueda darse a conocer y así ser respetada, aunque no sea compartida.

Creo sinceramente, que o bien abrimos este diálogo y aprendemos los principios de respecto y tolerancia desde el reconocimiento de las diferencia, o estamos condenados a una guerra en todos los frentes.


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