GÉNESIS ESTUDIO 43. ABRAHAM 9



¿HAY ALGO IMPOSIBLE PARA DIOS?

GÉNESIS 18:1-15

El Señor se le apareció a Abraham en el bosque de encinas de Mamré, mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña, como a mediodía. Abraham levantó la vista y vio que tres hombres estaban de pie frente a él. Al verlos, se levantó rápidamente a recibirlos, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y dijo:
—Mi señor, por favor le suplico que no se vaya en seguida. Si a usted le parece bien, voy a pedir un poco de agua para que se laven los pies y luego descansen un rato bajo la sombra del árbol. Ya que han pasado por donde vive este servidor suyo, les voy a traer algo de comer para que repongan sus fuerzas antes de seguir su camino.
—Bueno, está bien —contestaron ellos.
Abraham entró en su tienda de campaña y le dijo a Sara:
—¡Rápido! Toma unos veinte kilos de la mejor harina y haz unos panes.
Luego Abraham corrió a donde estaba el ganado, escogió el mejor de los becerros, y se lo dio a uno de sus sirvientes, quien lo preparó inmediatamente para la comida. Además del becerro, Abraham les ofreció cuajada y leche, y estuvo atento a servirles mientras ellos comían debajo del árbol.
Al terminar de comer, los visitantes le preguntaron a Abraham:
—¿Dónde está tu esposa Sara?
—Allí, en la tienda de campaña —respondió él.
10 Entonces uno de ellos dijo:
—El año próximo volveré a visitarte, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo.
Mientras tanto, Sara estaba escuchando toda la conversación a espaldas de Abraham, a la entrada de la tienda. 11 Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de tener sus periodos de menstruación. 12 Por eso Sara no pudo aguantar la risa, y pensó: «¿Cómo voy a tener este gusto, ahora que mi esposo y yo estamos tan viejos?» 13 Pero el Señor le dijo a Abraham:
—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que puede tener un hijo a pesar de su edad? 14 ¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? El año próximo volveré a visitarte, y para entonces Sara tendrá un hijo.
15 Al escuchar esto, Sara tuvo miedo y quiso negar. Por eso dijo:
—Yo no me estaba riendo.
Pero el Señor le contestó:
—Yo sé que te reíste.


Este pasaje -complementado con el resto del capítulo- es extraño. Nos encontramos ante una teofanía -una aparición de la deidad- en toda la regla. Aquí se habla del Señor, no de su ángel como en muchas otras ocasiones en el Antiguo Testamento. No deja de ser una curiosidad teológica, Dios en forma humana, como uno de nosotros y participando de nuestra vida, come, bebe y se lava los pies. ¿Será acaso una prefiguración de Jesús, el Dios encarnado que caminó entre nosotros?
Sin embargo, todo y lo interesante que es este tema no ha sido para mí el punto central de la lectura. Lo que centra mi pensamiento es la pregunta retórica que el propio Dios lanza. ¿Hay algo imposible para Dios? Una pregunta que viene sugerida por la risa irónica de Sara que es simplemente una repetición de la misma risa que Abraham ya había repetido en pasajes anteriores.
Es la risa ante la falta de lógica, la imposibilidad física, la falta de fundamento y el rechazo de la razón. Frente a todo esto, real, cierto, innegable, se alza el carácter de Dios que lo desafía todo y nos plantea una lógica alternativa y contundente ¿Hay algo imposible para el Señor si Él es quien es? Son las mismas palabras, la misma afirmación que el ángel le dijo a María cuando esta afirmó no conocer varón.
Es un enfrentamiento de lógicas, de paradigmas, de formas de entender el mundo, la vida y el equilibrio entre el mundo físico, en el que nos movemos, y el mundo espiritual, al que aspiramos.

UN PRINCIPIO
SI DIOS ES DIOS NADA DEBERÍA PARECERNOS ILÓGICO
UNA PREGUNTA
EL HECHO DE QUE NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS ¿A QUÉ ASPECTOS DE TU VIDA DEBERÍAS APLICARLO?

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