«Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado» Jueces 7:2
Muchas veces queremos hacer cosas para Dios pero Dios no lo permite. Y no lo permite por una sencilla razón: él quiere ser protagonista de nuestra historia, no que seamos nosotros.
Dios NO soporta a los soberbios, él siempre debe llevarse la gloria, después de todo, ¡es Dios!
Esto me hace preguntarme ¿cuántas veces he creido que por mis talentos, mis dones o mis conocimientos, es que hago las cosas? ¿Cuántas veces he sacado a Dios de la ecuación de mi vida? No son pocas…
Pero esta lectura llega cómo un bálsamo a mi vida: no importa el pasado, no importa si me he jactado en la presencia de Dios, no importa si he dicho «mi mano me ha salvado». Estoy a tiempo, puedo (y debo) darle glora a Dios.
Deja una respuesta