¿Eres un animal musical?

Una nueva aportación en el género de «la evolución de la música» es What Makes Us Musical Animals [Lo que nos hace animales musicales] en Science Daily. El título se hubiera debido dar como un interrogante, porque no dan ninguna respuesta. Todo lo que pueden decir es que investigadores en la Universidad de Amsterdam descubrieron dos rasgos de musicalidad que son «condicionantes para el origen de la música», es decir, un tono relativo (la capacidad de reconocer una melodía con independencia de su tono) y la inducción del ritmo (la capacidad de reconocer un ritmo, incluso si varía de compás).

Lección de música: Maestro a la derecha, inscripción: ΣΜΙΚΥΔΟΣ) y su estudiante (izquierda, ΕΥΔΥΜΙΔΕΣ). Entre ellos, un muchacho (ΤΛΕΜΠΟΜΕΝΟΣ) narra un texto. Vaso ático, ca. 510 a.C. Procedente de Vulci. Cortesía de Bibi Saint Pol

Pero unas condiciones necesarias no son necesariamente unas condiciones suficientes. El grupo de Amsterdam sólo presentó estas condiciones como candidatas. «Tanto el tono relativo como la inducción del ritmo se sugieren como candidatos principales para dichos rasgos cognitivos, capacidades musicales que son consideradas triviales por la mayoría de los humanos, pero que resultan ser muy especiales en el resto del mundo animal», decía el artículo. Además, los investigadores no explicaban la procedencia de estos rasgos. ¿Mutaciones? El artículo admite la dificultad de explicar la música en términos evolutivos:

En tanto que recientemente llegó a ser muy popular abordar el estudio del origen de la música desde una perspectiva evolutiva, sigue habiendo poco acuerdo acerca de la idea de que la música sea realmente una adaptación, que influyó en nuestra supervivencia, o que nos hizo sexualmente más atractivos. La música parece tener poca utilidad. No satisface nuestra hambre, ni vivimos tampoco un día más debido a ella. Entonces, ¿por qué argumentar que la música es una adaptación? Incluso hay investigadores que afirman que el estudio de la evolución de la cognición es virtualmente imposible (Lewontin, 1998; Bolhuis & Wynne, 2009).

De modo que el grupo de Amsterdam emprendió una rumbo diferente: el de distinguir entre música y musicalidad. Pero, a pesar de su cartel en Science Daily, ni han compuesto música ni han conseguido audiencia. Quizá, algún día, nos den un concierto: «Una vez sean identificados estos mecanismos cognitivos fundamentales, se hará posible ver cómo los mismos pudieran haber evolucionado», decía el artículo en su conclusión. «En resumen: el estudio de la evolución de la cognición de la música está condicionado a una caracterización de los mecanismos básicos que constituyen la musicalidad».

Sí, muy bien. Muchas palabras para no decir nada. Los evolucionistas admitieron ya en 2008 que no tenían ninguna pista (véase ¿Surgió la música por evolución?), y que su director de orquesta Charles Darwin, todo chaqué y sin música, todo gesto pero sin batuta, estaba igualmente perplejo acerca de la música hace 153 años. Y ahí están, abrazados a las candilejas, pretendiendo ser el más grande espectáculo del mundo. Pero no están ni en la cuenta atrás, mucho menos en el primer compás. Entonces preguntamos, ¿cuánto tiempo necesitaran para admitir la vacuidad de su tesis materialista? Sabemos que los monos no tienen oído para la música (véase Los monos prefieren el sonido del silencio), pero para los humanos la musicalidad es cosa tan innata que es trivial. Después de tanto tiempo, no tienen nada que decir: ¡NADA! Consideremos lo que dijeron en 2008, y siguen con la misma canción: «Una vez sean identificados estos mecanismos cognitivos fundamentales, se hará posible …» ¡Por favor! esto es como decir: «Cuando encontremos algunos instrumentos y algunas partituras en este montón de azar, y encontremos a algunos animales que accidentalmente aprendan cómo tocar instrumentos y a leer música, ¡entonces tendremos realmente un buen espectáculo!»

Ya en aquel entonces, los evolucionistas admitían: «El origen de la música ha seguido constituyendo un enigma en los años que han transcurrido, aunque no faltan especulaciones acerca de esta cuestión». Debemos recordar que la ciencia no es una licencia a perpetuidad para inventar cuentos. Los evolucionistas han tenido tiempo más que suficiente, y no han podido integrar los datos contradictorios por más que lo hayan intentado. Y, por lo que se refiere a música, no la hay mejor que la que se eleva para reconocer y adorar al Mesías, como la que entre otros compuso Händel.

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Fuente: Creation·Evolution Headlines – Are You a Musical Animal? 06/07/2012
Redacción: David Coppedge © 2012 Creation-Evolution Headlines – http://crev.info/
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2012 – www.sedin.org


Publicado por Santiago Escuain para SEDIN – NOTAS y RESEÑAS el 7/23/2012 12:08:00 AM


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