«¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» (Amós 3:3).
Los que rechazan la vida y el carácter de Jesús, y se niegan a ser como él, se declaran en abierta controversia con Dios. «El que no es conmigo, contra mí es -dijo Jesús-; el que conmigo no recoge, desparrama». Los que aman a Dios no escogerán como amigos a los enemigos del Señor. «¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová?» Los verdaderos cristianos no eligen asociarse con los incrédulos.
Si el Señor les concede una posición especial en el mundo, al igual que José y Daniel, él los librará de contaminación. Debemos distinguir entre el bien y el mal. Necesitamos toda la ayuda e instrucción que procede de una fe verdadera. Debemos escuchar la enseñanza de las doctrinas de la Biblia, que están libres de las sofisterías y de las trampas del gran engañador. Debiéramos hacer todo lo posible por vivir en una atmósfera de pureza religiosa para poner madera sólida en la edificación de nuestros caracteres.
Por medio de la relación con quienes no tienen fe en Dios, las ideas erróneas se insinúan en forma imperceptible en las mentes y los corazones por uno que se especializa en el engaño. Y esto será la ruina de muchos. ¿Escogerás relacionarte con los incrédulos e infieles que violan abiertamente la ley de Dios? ¿Te separarás por tu propia elección de quienes aman a Dios? ¿Te alejarás lo más posible de la luz? Esta es la senda del engaño. Nunca estarás donde encuentres un exceso de luz, pero pobres los que escojan las tinieblas antes que la luz
Deja una respuesta