LA LEY DE LA SELVA

ADVERTENCIA: ESTE ARTÍCULO PUEDE DOLER…
Estamos observando como este mundo va a la deriva. Si no tenemos cuidado los que creemos en Dios como Señor, seremos tragados tarde o temprano por esta vorágine de egoísmo, egocentrismo, egos altaneros y muchas cosas más. Especialmente en lo que al compartir se refiere. El pronombre posesivo es lo que más se escucha hoy en día. Mi carrera. Mi ministerio. Mi casa. Mi dinero. Mis cosas. Mi vida. Ya el morir en aras del otro no existe. Hace mucho tiempo murió la Verdad. La mataron en una cruz en un monte allá afuera de Jerusalén. Gloria al Señor porque tres días después resucitó. Sin embargo, en la vida del mundo, la verdad sigue muerta. Y se levantó un gigante: El yo… ¿Contamina su mundo este código? ¡El mío si!  Y a veces soy participante de este ingrato código de conducta. Gente inocente muere sin haber hecho nada. Gente que apenas alcanzan unas horas de nacida y ya están tirados en los basureros de nuestro país. Gentes que trabajan duro para el sustento de sus casas son muertas sin aparente motivo. Vemos huérfanos, víctimas de la maldad del hombre del sigo veintiuno… A más tecnología más maldad. Bueno, está escrito: La ciencia se aumentará pero también la maldad. El amor se enfriará…
Sin embargo, en medio de tanto lodo, siempre se levanta un brillante… Me remontaré a la época en que la ley de la selva estaba en todo su esplendor en el corazón de un hombre: Nabal. Contemporáneo de David. Nabal, sinónimo de necio, tacaño, ingrato, malagradecido y muchos epítetos más. David y sus hombres tienen hambre. En cuanto han podido, han protegido los rebaños de Nabal y defendido a sus pastores. Piensa, como cualquiera, que un gesto de agradecimiento no tiene que ser difícil de encontrar. Nabal está de fiesta, así que la comida le debe sobrar. David manda a uno de sus hombres a pedirle un bocado de pan. Pero sucede lo impensable: Brota la ley de la selva… ¿A cuenta de qué le tengo que dar de MI pan a David? ¿No es ese un pensamiento egocéntrico? Saddam Hussein se queda chiquito a la par de este ingrato. Nabal es la imagen de la madre que deja tirado a su bebé en la cuneta: ¿A cuenta de qué debo mantener el fruto de mi «aventura»? O del padre que deja abandonados a sus pequeños por irse con otra mujer: «Necesito ser feliz. Ya esta familia me cansó»…O del jefe que despide a su secretaria porque no aceptó irse con él al motel: «Si no es mía no sirve en mi empresa». O de la oveja que se cansó del pastor: «Ya aburre con su mensaje, ya no pasó de allí… será que ya está viejo…» ¿Le suenan conocidas alguna de estas frases? Y así sucedió con David y Nabal. Así que David toma sus armas, a sus soldados y se dirige lleno de ira y enojo contra la casa de Nabal. Delo por muerto. Donde David ponía el ojo, ponía la flecha. Una palabra: mátalo y era obedecido sin pestañear. Pero, de pronto, como salida de un cuento de hadas, aparece un diamante. Brillante por todos lados. La ternura hecha humana. El respeto traducido en pan. Aparece Abigaíl. Era la esposa de Nabal. Se presenta ante el futuro rey de Israel y le pide perdón por la dureza de su marido. Le presenta una generosa ofrenda de comidas, frutas y, por sobre todo, de amor, agradecimiento y admiración. David queda petrificado ante aquella belleza en forma humana. No fue la belleza física (aunque la tenía), sino la del corazón. Esta mujer tiene un corazón digno de tenerla al lado. Abigaíl anula por completo la ley de la selva. Es el que ve a un menesteroso y le brinda una moneda. Es el que ve a un desnudo y lo viste. Es el que mira a una embarazada a punto de cruzar la esquina y le cede el paso. Es el que ve a un anciano tratando de caminar la calle y pierde unos segundos por darle el paso. Es el que ve a un pastor con hambre y le ofrece un bocado. Es el que ve a un policía bajo el sol y le brinda un vaso de refresco… Esa es Abigaíl. Entre el barro y la fatalidad de este siglo, siempre habrá una Abigaíl dispuesta a dar de lo suyo, porque, cuando alguien tiene hambre, ella piensa que lo suyo no es suyo… es del que tiene hambre… ¿Le ha tocado a usted vivir bajo esta ley? ¿Estaremos actuando nosotros bajo esta ley? Creo que es un buen momento para revisar nuestras prioriades…

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.