Dios siempre da el Primer Paso.

El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.Lucas 19:10.

Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.1 Timoteo 1:15.

Debido al pecado, el hombre se alejó de Dios: “Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios” (Isaías 59:2). Si el hombre hubiese podido cumplir la ley divina, podría haberse acercado a Dios, pero es incapaz de hacerlo. Entonces, ¿cómo un hombre pecador puede acercarse a un Dios santo y reconciliarse con él? ¡Sólo aceptando el medio que Dios mismo le ha dado: su propio Hijo! “Siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” (Romanos 5:10).

Dios siempre da el primer paso; el padre del hijo perdido es un ejemplo de ello. Cuando ya no le quedaba nada, el hijo volvió a casa con la conciencia cargada y lleno de tristeza. “Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó” (Lucas 15:20).

El buen samaritano, quien socorrió al hombre herido por los ladrones en el camino que iba de Jerusalén a Jericó, es otro ejemplo. “Acercándose, vendó sus heridas… lo llevó al mesón” (Lucas 10:33-34).

En el camino a Emaús, Jesús resucitado se acercó a dos discípulos que se alejaban de Jerusalén muy tristes: “Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos” (Lucas 24:15).

Jesús quiere tomarnos de la mano, incluso si nuestros pasos son inseguros y están marcados por las dudas y el sufrimiento. Él es el buen Pastor que busca a su oveja perdida y la lleva nuevamente al redil (Lucas 15:5-6).


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