Una de mis vocaciones frustradas es ser profesor de Escuela Dominical. Debe ser porque de niño no asistí a una escuela dominical, y ahora cuando veo a mi mujer y sus compañeros preparar sus clases con tanto cariño, a los niños disfrutar tanto, pues… siento una envidia la mar de saludable.
Cuando llega el verano en mi iglesia damos un descanso a los profesores para que puedan recomponerse tras el duro año que pasan. Siempre me ofrezco voluntario y doy alguna clase. Lo que os voy a ocurrir es real.
El título de mi clase era: «Jesús está siempre conmigo», y el versículo Mt 28.19-20 «y he aquí estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
La clase transcurría razonablemente bien, hasta que llegamos a la aplicación. «Jesús no sólo está contigo, si tienes amigos que lo están pasando mal puedes decirles que Jesús está con ellos. Si ves a tu papá o tu mamá triste o preocupado dile, papá, Jesús está contigo, Él lo ha prometido en la Biblia».
Entonces una de las niñas comenzó a llorar silenciosamente.
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