Profecía sobre el precio de la traición de Cristo, Zacarías 11:12-13

Profecía sobre el precio de la traición de Cristo

 
El precio de la traición de Jesucristo

 

Zac.11:12-13
12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata.
    13 Y me dijo Jehová: Echalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro.

El contexto de esta profecía mesíanica de Zacarías es una alegoría entre Dios como pastor de Israel y la desobediencia de ellos.Esta escritura se complementa con la profecía de Salmos 41 que habla sobre quíen traicionaría al Maestro:

Sal.41:9

Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía,
Alzó contra mí el calcañar.

En la celebración de la cena de la Pascua Jesús predijo quien sería el que lo traicionaría (Mt.26:17-25) pero los discípulos no entendieron.Ya Judas tenía en su corazón entregar a Jesús y no se arrepintió, por lo cual no tenía excusas para cometer tan despreciable acto.

Cumplimiento de esta profecía

Mt.26:14-15



 14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,


    15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.

Lo asombroso de esta profecía es que detalla que el precio de la tración sería asignado por un grupo de personas, el texto lo menciona en plural.Unas 30 piezas de plata era el precio de  la restitución de un esclavo según la ley (Ex.21:32).

¡Es irónico que al Creador de la vida lo hayan vendido como un esclavo! Esto demostraba el desprecio que los fariseos y escribas le tenían al Señor.

Segunda parte de la profecía

Mt.27:3-10



 3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,

4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!

5 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.

6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.

7 Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros.

8 Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre.

9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel;

10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.

La segunda parte de esta profecía predice que el dinero de la traición de Cristo sería llevado al Templo.Como este era dinero sucio y la ley lo prohibía (Dt.23:18), no quisieron el dinero y compraron el campo del alfarero para sepultura de extranjeros, el cual sería llamado después «campo de sangre».

Muerte de Judas

Fue triste el fin de Judas, el hombre que entregó a Cristo con un beso.Jesucristo habló que mejor no hubiera nacido.La codicia lleva a muchos a la perdición.¡llevo a este hombre a entregar al mismo Señor!

Fue tanto el sentido de culpabilidad de Judas que terminó quitándose la vida.Si el se hubiera arrepentido no hay porque dudar de que Jesús lo perdonaría; pero murió suicidándose, partió  de este mundo cometiendo un terrible pecado.

La equivocación de Mateo

Que Mateo haya citado a Jeremías en el 27:9, y no a Zacarías es interpretado como un error del escritor por la similitud entre esos nombres en el griego; las versiones de la Biblia que cuentan con referencias enlazan este texto a Zacarías 11:12-13.

Esto bien lo afirmó el reformador Juan Calvino:

 «Yo confieso que no sé cómo se encuentra aquí el nombre de Jeremías, y no me preocupo mucho por ello. Ciertamente, la cosa por sí misma muestra que se ha equivocado poniendo el nombre de Jeremías por Zacarías; porque en Jeremías no se encuentra ese pasaje ni cosa que se le parezca.»

Mateo se pudo haber confundido al citar la profecía de Zacarías con el relato del Alfarero en Jeremías 18, o con la compra del terreno de Hanameel en Jeremías 32, específicamente el versículo 9.Sin embargo, este leve error de Mateo al citar una fuente no le resta credibilidad a la veracidad de las Sagradas Escrituras.

Conclusión

Jesucristo nos compró con su propia sangre, su sacrificio no tiene precio.Él soportó todo el sufrimiento del calvario por amor a nosotros.Jesús sabe lo que se siente ser tracionado, si has pasado por la amarga traición él te ayudará a perdonar; ¡pero es preciso que seas primero perdonado por él!

Acepta su perdón y vive una nueva vida en Dios.


¡Dios te bendiga!

Autor: Angel Luis González
cristoestaalaspuertas.blogspot.com


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