HEBREOS ESTUDIO 16. LA SUPERIORIDAD DEL SACERDOCIO DE JESÚS 8

JESÚS INTERCEDE POR NOSOTROS

HEBREOS 7:11-25

11 Entonces, si el sacerdocio de Leví —sobre el cual se basó la ley— hubiera podido lograr la perfección que Dios propuso, ¿por qué fue necesario que Dios estableciera un sacerdocio diferente, con un sacerdote según el orden de Melquisedec en lugar del orden de Leví y Aarón?[b]
12 Y si se cambia el sacerdocio, también es necesario cambiar la ley para permitirlo. 13 Pues el sacerdote a quien nos referimos pertenece a una tribu diferente, cuyos miembros jamás han servido en el altar como sacerdotes. 14 Lo que quiero decir es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, y Moisés nunca habló de que los sacerdotes provinieran de esa tribu.
15 Ese cambio resulta aún más evidente, ya que ha surgido un sacerdote diferente, quien es como Melquisedec. 16 Jesús llegó a ser sacerdote, no por cumplir con la ley del requisito físico de pertenecer a la tribu de Leví, sino por el poder de una vida que no puede ser destruida. 17 Y el salmista lo señaló cuando profetizó:
«Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec»[c].
18 Así que el antiguo requisito del sacerdocio quedó anulado por ser débil e inútil. 19 Pues la ley nunca perfeccionó nada, pero ahora confiamos en una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios.
20 Este nuevo sistema se estableció mediante un juramento solemne. Los descendientes de Aarón llegaron a ser sacerdotes sin un juramento, 21 pero había un juramento con relación a Jesús. Pues Dios le dijo:
«El Señor ha jurado y no romperá su juramento:

    “Tú eres sacerdote para siempre”»[d].

22 Debido a ese juramento, Jesús es quien garantiza este mejor pacto con Dios.
23 Hubo muchos sacerdotes bajo el sistema antiguo, porque la muerte les impedía continuar con sus funciones; 24 pero dado que Jesús vive para siempre, su sacerdocio dura para siempre. 25 Por eso puede salvar —una vez y para siempre—[e] a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos.


El autor traza una comparación entre el sacerdocio levítico, es decir, el propio del Antiguo Testamento y el nuevo sacerdocio establecido por Jesús. La salvación, según se nos explica, no podía alcanzarse por medio del antiguo sistema, no tenía la capacidad de salvar a las personas y, por tanto, en palabras del desconocido escritor, tuvo que ser desechado por obsoleto e incapaz.

Esto exigía un nuevo sacerdocio que es representado por Jesús de quien se dice que es un sacerdote del mismo tipo que lo fue Melquisedec, es decir, no sujeto ni vinculado con leyes terrenas. Al ser Jesús sacerdote de un nuevo tipo es preciso que lo sea de un nuevo tipo de Ley, una con capacidad para salvar. Finalmente, los sacerdotes del antiguo sistema eran mortales y, por tanto, su sacerdocio era temporal. Contrariamente, Jesús es sacerdote permanente con capacidad para salvar y, dada su inmortalidad, de interceder de forma constante por nosotros.

Para mi, es interesante todo esta historia de comparar ambos sacerdocios, es importante y lo veo curioso desde el punto de vista cultural, sin embargo, lo que hace bien a mi fracturada y rota humanidad es el saber que Jesús está, de forma permanente, intercediendo por mí, lleno de compasión, comprensión, gracia y aceptación.


UN PRINCIPIO
JESÚS INTERCEDE POR NOSOTROS DE FORMA PERMANENTE

UNA PREGUNTA
¿QUÉ REALIDAD O NECESIDAD DEBES DE LLEVAR DELANTE DE ÉL?

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