Desarrollando hambre y sed de Dios

 

Hoy escribiré sobre uno de los salmos más hermosos de la biblia,
al menos para mí. Este salmo es considerado una enseñanza o una
instrucción. Además de ser un canto poético es también
considerado una enseñanza importante. Al analizar este salmo
podemos descubrir secretos que los hijos de Core encargados de la
adoración pudieron descubrir.

 

“Como el ciervo brama por las corrientes de las
aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed
de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante
de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras
me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?” Salmo
42:1-3

 

¿Dónde está tu
Dios?

 

Nuestra vida va a tener episodios donde las circunstancias nos
confrontan y nos llevan a pensar: ¿Dónde está tu Dios?. Por
naturaleza somos egoísta y pensamos la mayor parte del tiempo en
nosotros, por eso se nos hace difícil pensar en los demás. Se nos
hace difícil pensar en lo que Dios quiere hacer con nuestra vida
a través de las circunstancias. Tal vez la gente no te lo diga,
pero las circunstancias nos podrán decir: ¿Dónde está tu Dios?.

 

Dios sabe cómo hacerse presente en nuestras vidas, pero antes
pasaremos por periodos de necesidad de él. Dios como creador del
universo sabe cómo hacerse presente en nuestras vidas. En una
ocasión se hizo presente frente a una samaritana sedienta de la
presencia de Dios, manifestando un vacío espiritual y una sed de
Dios. Ella no estaba consciente de su necesidad pero Jesus estaba
consciente de la necesidad de la mujer. Aquí el salmista se
pregunta así mismo:

    

¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de
Dios?

 

Sin duda el ya había probado de esa agua espiritual, el salmista
había probado de la presencia de Dios. Su corazón y su alma
sabían de lo que hablaba esta expresión.

¡Mi alma tiene sed de Dios, del Dios
vivo!

¿Has probado de esa agua espiritual? ¿Has probado de esa
presencia de Dios que sacia como la sed?

 

Alabanza a Dios
que sacia la sed

 

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro
de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y
Dios mío. Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por
tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas,
desde el monte de Mizar. Un abismo llama a otro a la voz de tus
cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. Salmo
42:5-7

 

Sin duda el Jordán y el monte Hermón representan las victorias
para poseer la tierra prometida. La alabanza se enciende cuando
recordamos las victorias y la bendición de Dios. Sin duda los
problemas llegan y los gigantes no nos dejan avanzar. Pero el
salmista de contesta:

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro
de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y
Dios mío.

 El salmista recure a sus recuerdo de cómo se manifestó la
presencia de Dios en su vida. ¿Está tu vida de alabanza apagada
por los problemas o las amenazas? La alabanza en un medio para
disfrutar de su presencia. Todo miedo, todo temor se disipara
como la nieve del monte Hermón. Atrévete a cruzar el Jordán
declarando su palabra y sus promesas.

 

Alaba hasta que
descienda la presencia de Dios

 

“Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de
noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué
andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? Como quien hiere
mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde
está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te
turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío”. Salmo 42:8:11

 

El salmista sabía que Dios se hace esperar. ¿Si la espera se
disfruta imagina disfrutar de la presencia de Dios? El salmista
conocía de esperar en Dios. Sabía que valía la pena. En eso
momento cuando la duda se quiere establecer en tu corazón. Son
los momentos más importantes de tu vida, el salmista los conocía
y se preguntaba:

  

¿Por qué te has olvidado de mí?

¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del
enemigo?

 ¿Dónde está tu Dios?

 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te
turbas dentro de mí?

 

¿Hay un vacío en tu mente y en tu corazón? ¿No sabes que tienes
hambre y sed de Dios?

El salmista le habla a su alma desesperada.

 

Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía
y Dios mío.

 

El salmista descubrió una fuente de agua viva en la alabanza.
Diciéndole a su alma desesperada por los miedos, por los
problemas, por las amenazas, por las circunstancias.

 

Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía
y Dios mío.

 

¿Has encontrado esa fuente de vida que se llama Jesucristo?

 

Ven a beber del agua de vida y comienza adorando al Rey de Reyes
y Señor de Señores, el se hará presente en tu vida.

 

Cualquier comentario favor de escribirme. 

Bendiciones

 Abdiel Salas

[email protected]

www.abdielsalas.obolog.com 

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