En la lectura del capitulo cuatro del libro de los Hechos no ha dejado de sorprenderme el hecho, valga la redundancia, de que los propios dirigentes de los judíos, que habían apresado a los apóstoles, reconocían que estos habían estado con Jesús. Imagino qué al afirmar esto no se referían a que se cortaban el cabello de la misma forma ni que seguían a Jesús en la forma de vestir. Creo que no es incorrecto afirmar que la influencia del Maestro era algo notable y evidente, tanto, que ni sus enemigos podían ignorarlo.
Naturalmente eso me ha llevado a pensar en dos preguntas punzantes ¿hasta qué punto es evidente la influencia de Jesús en mi vida? y ¿hasta qué punto lo es para aquellos que hay en mi entorno, especialmente lo más cercanos a mí, mi familia, mis amigos, mis compañeros?
Esas preguntas me merecen una evaluación seria y cuidadosa, porque algo debe suceder si la evidencia de mi seguimiento de Jesús no es evidente. Al fin y al cabo, lo que me define como seguidor del Maestro es la forma en que vivo, no lo que creo.
Buen reto para mi vida y para la de todos aquellos empeñados el el seguimiento de Jesús.
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