Dos mujeres:
la una, una antigua compañera de trabajo que conocí
durante 20 años.
La otra,
la esposa de un antiguo estudiante de mi época de maestro.
Ambas madres dedicadas de dos niños pequeños.
Ambas misioneras.
Ambas increíblemente enamoradas de Jesucristo.
Entonces,
de repente……..
en el espacio de un mes,
ambas estaban muertas.
La primera, Sharon Fasick, murió en un accidente de coche
que llamó poco la atención, aunque afectó profundamente a
familiares y amigos.
La segunda, Roni Bowers, murió con su hija Charity
sobre las junglas del Perú,
una situación que captó la atención internacional.
Sus muertes llenaron de una tristeza inefable a muchas personas.
Pero había algo más: Esperanza.
Los esposos de ambas mujeres tenían la esperanza confiada
de que verían a sus esposas de nuevo en el cielo.
Lo que sucedió después de que ellas murieran demuestra
que la fe cristiana funciona.
Ambos hombres, Jeff Fasick y Jim Bowers,
han hablado de la paz que Dios les ha dado.
Han testificado que esta clase de esperanza les ha permitido
continuar en medio de su indescriptible dolor.
Pablo dijo (en la Biblia), que nuestros sufrimientos presentes
«no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse» (Romanos 8:18).
Una esperanza así sólo viene de Cristo.
Fuente: Nuestro Pan Diario 2003
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