La Conversión del Apóstol Pablo.

Pablo de TarsoPalabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. – 1ª Timoteo 1:15.

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La conversión de Saulo de Tarso es impresionante. Se halla narrada tres veces en el libro de los Hechos. Muestra todo el amor de Dios hacia aquel que más tarde declararía haber sido un blasfemo y perseguidor de los cristianos, el mayor de los pecadores (1ª Timoteo 1:13-15). Había asistido a la lapidación de Esteban, primer mártir cristiano, aprobando ese asesinato (Hechos 8:1). “Respirando aún amenazas de muerte” (Hechos 9:1), Saulo partió hacia Damasco con la intención de llevar apresados a Jerusalén a otros cristianos para echarlos en la cárcel. Pero Dios lo detuvo.

Rodeado por una luz resplandeciente, cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4). Saulo de Tarso, ciego, preguntó: “¿Quién eres, Señor?” Y la voz le respondió: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. ¿Cómo? ¿Jesús, el crucificado del Gólgota? ¿Estaría vivo y hablaría desde lo alto del cielo? La voz dijo además: “Levántate y entra en la ciudad”. Allí fue Saulo y durante tres días ayunó y oró.

Al mismo tiempo el Señor llamó a uno de sus discípulos, Ananías, y le dijo: “Levántate, y vé a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso”. –Pero ese hombre es un perseguidor terrible, dijo Ananías. –Vé, le dijo el Señor, “él ora”. Lo he escogido para que lleve el Evangelio a las naciones.


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