La Conversión del Apóstol Pablo. (2-2)

El Apóstol PabloHabiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador… fui recibido a misericordia.1ª Timoteo 1:13.

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¡Qué encuentro entre esos dos hombres! ¡Un judío celoso que perseguía a los cristianos, y un fiel discípulo de Jesús! ¡Quién sabe, tal vez en la lista de los que Saulo quería detener estaba Ananías! “Hermano Saulo, el Señor Jesús… me ha enviado para que recibas la vista” (Hechos 9:17). Y al instante recobró la vista.

Tal sucesión de circunstancias sólo podía estar dirigida por la mano de Dios. Jesús, desde el cielo, interpeló a Pablo, hizo que quedase ciego y lo condujo hacia una casa, adonde envió a Ananías para devolverle la vista y bautizarlo. Esto fue más que suficiente para convencer a Saulo de que Jesús el crucificado era efectivamente el Mesías, el Hijo de Dios. A una conversión radical se unió un verdadero arrepentimiento.

Saulo empezó a predicar a Jesús inmediatamente. El perseguidor de los cristianos pasó a ser el enviado de Cristo hacia las naciones: el apóstol Pablo. El Señor había dicho a Ananías: “Vé, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (v. 15). En Jerusalén, ante una multitud de judíos hostiles, protegido por la tropa, Pablo recordó enérgicamente cómo Jesús había transformado su vida (Hechos 22), y lo repitió después en Cesarea, ante las autoridades romanas (cap. 26). Prisionero debido a su fe, también testificó en Roma ante el terrible emperador Nerón. Pero antes de ser preso, daba un poderoso “testimonio del Evangelio de la gracia de Dios” (cap 20:24).


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