LOS MONUMENTOS…(primera parte)

Siempre han existido. Desde tiempos inmemoriales han servido para eternizar personas, hechos y dioses. Dios ordenó a su pueblo que dejara monumentos de piedra cuando cruzaron el rio Jordán en su ingreso a la tierra prometida para que, cuando los hijos preguntaran qué significaban aquellas piedras, les respondieran el milagro que el Señor hizo cuando lo cruzaron en seco a tomar su herencia. El obelisco, por ejemplo, es uno de los monumentos más antiguos conocidos por todos. Están por todo el mundo. Cada país tiene uno en algún lugar de su territorio. Simboliza al dios cananeo de la fertilidad. El árbol que se utiliza en diciembre es otro. Simboliza el renacimiento de Tammuz. En fin, hay monumentos a hombres insignes y otros que han sido héroes… Hoy escribo sobre los que el Señor dejó para recordar hechos dolorosos… La muerte de Raquel es el más importante. Murió cuando Jacob iba camino a Efrata, que después se llamó Belén (Gén. 48:7). La enterró a medio camino y levantó un monumento de piedras para recordar el lugar de su sepultura… ¿Por qué permitió el Señor que no lograra llegar con vida a Belén? ¿Por qué no murió en Belén? La respuesta la tenemos más adelante… Iba a servir como un instrumento para llorar… Cientos de años más tarde, Jeremías nos recuerda su misión: Llorar por los que serán llevados cautivos fuera de Jerusalén (Jer. 31:15). Muchos años más tarde, cuando Herodes ordena la masacre de los niños de Belén para quitarle la vida a Jesús, nadie llora de dolor… Excepto Raquel… Cuando escucha los lamentos de las madres de los inocentes niños que están siendo muertos por el celo de un déspota, aquel monumento de piedras, dice Mateo, llora por sus hijos… (Mat. 2:18). Tenemos una excelente lección para todos aquellos que sufrimos en silencio, a aquellas madres que son abandonadas por sus crueles maridos, un recordatorio a los niños que son tirados a la calle a vivir de desperdicios, a los ancianos que son ignorados por sus hijos porque ya estorban, a los pastores que no son honrados en sus congregaciones… ¿Cual es el mensaje? ¡Dios ha dejado monumentos que lloran por ustedes!  Dios, en su infinita misericordia no se olvida de los olvidados. No ignora que el dolor será nuestro compañero en esta vida y ha dejado monumentos en algún lugar del mundo para que, al vernos llorar de impotencia, de cólera por no ser comprendidos, de soledad porque no tenemos amigos que nos amen, de dolor al ser traicionados, Alguien, Alguien, en algún lugar del firmamento, llora por nosotros y por aquellos que, como niños, creemos en Su Amor Inefable… Por eso escribió David: Tú recoges mis lágrimas en tus redomas… ¿Estás triste y abandonado? Alguien llora por ti… ¿Estás enfermo y dolorido? Alguien llora por ti… ¿Te abandonaron tus padres? Alguien llora por ti… ¿No hay quien celebre tu cumpleaños? ¡Alguien llora por ti…! ¿No te comprende tu pareja? Alguien, en algún lugar, llora por ti…  Y, lo creas o no, Dios ha enviado sus ángeles para que, como a David, recojan en sus redomas tus lágrimas las cuales verá el Señor, y Él hará que alguien, alguien llore por ti, para que recibas consolación de lo Alto…

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