Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre os perdonará.
Como afirma el refrán, estas palabras podrían decirse de forma más alta, pero no de forma más clara. Jesús me está enseñando que el perdón del Padre está condicionado a mi perdón hacia aquellos que me han ofendido.
Esta enseñanza es una extensión de la parábola de los dos deudores y afirma sin ambages que seremos tratado por el Señor de la misma forma que nosotros decidamos tratar a otros. Puede expresarse de otra forma, trata a los demás como tú has sido tratado por Jesús.
Nosotros hemos sido tratados por Él con total gracia, amor y aceptación incondicional. Todo lo que debíamos, todas nuestras deudas con la justicia de dios, todas nuestras ofensas han sido canceladas gracias a su sacrificio en la cruz por cada uno de nosotros. A cambio, por decirlo de alguna manera, se nos pido que actuemos recíprocamente hacia nuestro prójimo extendiendo hacia él el trato que nosotros hemos recibido.
Decidimos no hacerlo. Estamos en nuestro derecho. Dios también está en el suyo de decidir no concedernos el experimentar su perdón. No como venganza, Él no actúa de ese modo, sino como un modo de ayudarnos a pensar y reflexionar sobre nuestros caminos, la forma en que vivimos y actuamos.
Deja una respuesta